martes, 9 de septiembre de 2008

EDITORIAL


A estas alturas del partido, debemos preguntarnos cuál es la posición del gobierno de Alan García con respecto a las demandas sociales que existen en el país.
Lo sucedido la semana pasada con la protesta de las etnias amazónicas es el ejemplo que necesitamos para aclarar esta duda.
Antes de comenzar, es necesario redundar en la idea de que el veredicto del Congreso sobre los decretos 1015 y 1073 no sólo pone de manifiesto el error de nuestro presidente al promover dichas normas, sino además, que Alan García, y el Primer Ministro Jorge del Castillo sobre todo, trataron siempre de menoscabar y desprestigiar la demanda de los nativos con argumentos infundados.
En realidad el conflicto aún no ha terminado. Todavía no se ha hablado con los indígenas; no conocemos su punto de vista, sus inquietudes. El Ejecutivo y el Legislativo en forma unilateral han discutido y decidido sobre el tema. Alan García no ha hablado directamente con ellos, y al parecer no tiene intenciones de hacerlo. Peor aún: no ha reconocido sus errores, y en vez de enmendarlos persiste en su actitud prepotente de ignorar y someter al pueblo con sus decisiones.
El Presidente no quiere hablar con los indígenas
Lo dicen los hechos. Lo primero que hizo el Presidente luego de oír la decisión del Congreso de derogar los decretos que él antes había impuesto, no fue reflexionar, sino más bien hacerle una nueva propuesta al Congreso persiguiendo los mismos fines para su aprobación.
Con esto volvió a cometer la misma intransigencia de promover una medida que afecta a los indígenas, sin consultarles previamente.
Este acto es, además, reprochable legalmente, pues va en contra del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que indica que cualquier disposición del Gobierno que afecte a la organización interna de una comunidad nativa debe ser consultada con ésta previamente. Tienen todos los elementos para elaborar su propio juicio.
La nueva propuesta de Alan García es absurda
Para comenzar, está claro que el Presidente no quiere poner en manos de los indígenas su propio destino. Dice que sólo basta el 51% de los votos de una comunidad para decidir dar en concesión sus tierras. No sabe que aquí y en la China (es sólo una expresión) el 50% de una población no hace mayoría. Cuando hablamos del 50% de una comunidad nos referimos a la mitad de ésta. Y una democracia es mayoría, no la mitad de nada.
De esto se colige que su propuesta anterior del 50% + 1 o la que aún mantiene del 51%, son en realidad una burla, una cachetada al sentido común. ¿Acaso se quiere reír de nosotros, Sr. Presidente? ¿Qué hacemos con la inconformidad de la otra mitad de la comunidad?, ¿dónde la escondemos? ¿Sabe Ud. qué significa mayoría? ¿Cree que su propuesta tiene algo de democrática?
Nuestro Presidente comienza a mostrar ineptitud
Al parecer todos han pasado por alto el hecho de que el Presidente afirme que se confundió al plantear sus decretos derogados por el Congreso, pensando que se trataba de una propuesta para la sierra y no para la amazonía. ¿Qué tipo de Presidente es el nuestro que no sabe lo que decreta y que es capaz de desatar la inconformidad social sólo porque se le chispoteó? ¿Dónde está su responsabilidad? Su error no es intolerable; es inaceptable. Este tipo de desconciertos no se pueden dar así porque sí. Sin embargo, no hemos recibido una sola disculpa pública de su parte. Alan García dijo simplemente “Yo pensé…”, y se acabó.
En fin. Es realmente preocupante la actitud del señor García frente a las demandas sociales en general. Hasta el momento se ha opuesto a todas, lo que quiere decir que no se ha identificado con ninguna. Lo que es peor: ha esgrimido siempre los mismos argumentos en su contra y actuado del mismo modo todas las veces. Tres son su principales recurrencias y la población debe tomar nota para andar prevenidos:
1.- El Gobierno arguye que las huelgas y protestas responden a intereses políticos, que son manejados por el Partido Nacionalista, Patria Roja e incluso por Hugo Chávez. La realidad: el propio Alan García admitió (después del paro del 9 de Julio) que era legítima la inconformidad del pueblo con respecto a la inflación y el encarecimiento del costo de vida.
2.- El Gobierno quiere desacreditar el derecho del pueblo a las protestas, aludiendo actos de violencia dentro de su desarrollo. La verdad: En Moquegua, el mismo Estado legitimó su protesta, al dialogar con el pueblo luego de reconocer (que es distinto a conocer) el fundamento de su protesta. En lo que respecta a las etnias amazónicas, sabemos que las medidas de fuerzas que adoptaron se dieron después de más de una semana de protestas.
3.- El Gobierno decreta normas sin consultar a quienes afectan. Los hechos: la problemática de las etnias amazónicas que aún nos son escuchados por el Ejecutivo.
¿Qué podemos hacer ante todo esto? ¿Por qué este tipo de traspiés del Gobierno? ¿A qué motivos responden? Luego: ¿Por qué su posición autoritaria de ignorar, someter y desprestigiar a la población? ¿Para quién juega el Estado? Para el pueblo obviamente, no. ¿Qué podemos esperar de él entonces de hoy en adelante? Son interrogantes que el Presidente deberá responder en su momento y que nos toca a nosotros los peruanos reconocer e interpretar.
G. P.

domingo, 7 de septiembre de 2008

EDITORIAL


A estas alturas del partido, debemos preguntarnos cuál es la posición del gobierno de Alan García con respecto a las demandas sociales que existen en el país.
Lo sucedido la semana pasada con la protesta de las etnias amazónicas es el ejemplo que necesitamos para aclarar esta duda.
Antes de comenzar, es necesario redundar en la idea de que el veredicto del Congreso sobre los decretos 1015 y 1073 no sólo pone de manifiesto el error de nuestro presidente al promover dichas normas, sino además, que Alan García, y el Primer Ministro Jorge del Castillo sobre todo, trataron siempre de menoscabar y desprestigiar la demanda de los nativos con argumentos infundados.
En realidad el conflicto aún no ha terminado. Todavía no se ha hablado con los indígenas; no conocemos su punto de vista, sus inquietudes. El Ejecutivo y el Legislativo en forma unilateral han discutido y decidido sobre el tema. Alan García no ha hablado directamente con ellos, y al parecer no tiene intenciones de hacerlo. Peor aún: no ha reconocido sus errores, y en vez de enmendarlos persiste en su actitud prepotente de ignorar y someter al pueblo con sus decisiones.
El Presidente no quiere hablar con los indígenas
Lo dicen los hechos. Lo primero que hizo el Presidente luego de oír la decisión del Congreso de derogar los decretos que él antes había impuesto, no fue reflexionar, sino más bien hacerle una nueva propuesta al Congreso persiguiendo los mismos fines para su aprobación.
Con esto volvió a cometer la misma intransigencia de promover una medida que afecta a los indígenas, sin consultarles previamente.
Este acto es, además, reprochable legalmente, pues va en contra del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que indica que cualquier disposición del Gobierno que afecte a la organización interna de una comunidad nativa debe ser consultada con ésta previamente. Tienen todos los elementos para elaborar su propio juicio.
La nueva propuesta de Alan García es absurda
Para comenzar, está claro que el Presidente no quiere poner en manos de los indígenas su propio destino. Dice que sólo basta el 51% de los votos de una comunidad para decidir dar en concesión sus tierras. No sabe que aquí y en la China (es sólo una expresión) el 50% de una población no hace mayoría. Cuando hablamos del 50% de una comunidad nos referimos a la mitad de ésta. Y una democracia es mayoría, no la mitad de nada.
De esto se colige que su propuesta anterior del 50% + 1 o la que aún mantiene del 51%, son en realidad una burla, una cachetada al sentido común. ¿Acaso se quiere reír de nosotros, Sr. Presidente? ¿Qué hacemos con la inconformidad de la otra mitad de la comunidad?, ¿dónde la escondemos? ¿Sabe Ud. qué significa mayoría? ¿Cree que su propuesta tiene algo de democrática?
Nuestro Presidente comienza a mostrar ineptitud
Al parecer todos han pasado por alto el hecho de que el Presidente afirme que se confundió al plantear sus decretos derogados por el Congreso, pensando que se trataba de una propuesta para la sierra y no para la amazonía. ¿Qué tipo de Presidente es el nuestro que no sabe lo que decreta y que es capaz de desatar la inconformidad social sólo porque se le chispoteó? ¿Dónde está su responsabilidad? Su error no es intolerable; es inaceptable. Este tipo de desconciertos no se pueden dar así porque sí. Sin embargo, no hemos recibido una sola disculpa pública de su parte. Alan García dijo simplemente “Yo pensé…”, y se acabó.
En fin. Es realmente preocupante la actitud del señor García frente a las demandas sociales en general. Hasta el momento se ha opuesto a todas, lo que quiere decir que no se ha identificado con ninguna. Lo que es peor: ha esgrimido siempre los mismos argumentos en su contra y actuado del mismo modo todas las veces. Tres son su principales recurrencias y la población debe tomar nota para andar prevenidos:
1.- El Gobierno arguye que las huelgas y protestas responden a intereses políticos, que son manejados por el Partido Nacionalista, Patria Roja e incluso por Hugo Chávez. La realidad: el propio Alan García admitió (después del paro del 9 de Julio) que era legítima la inconformidad del pueblo con respecto a la inflación y el encarecimiento del costo de vida.
2.- El Gobierno quiere desacreditar el derecho del pueblo a las protestas, aludiendo actos de violencia dentro de su desarrollo. La verdad: En Moquegua, el mismo Estado legitimó su protesta, al dialogar con el pueblo luego de reconocer (que es distinto a conocer) el fundamento de su protesta. En lo que respecta a las etnias amazónicas, sabemos que las medidas de fuerzas que adoptaron se dieron después de más de una semana de protestas.
3.- El Gobierno decreta normas sin consultar a quienes afectan. Los hechos: la problemática de las etnias amazónicas que aún nos son escuchados por el Ejecutivo.
¿Qué podemos hacer ante todo esto? ¿Por qué este tipo de traspiés del Gobierno? ¿A qué motivos responden? Luego: ¿Por qué su posición autoritaria de ignorar, someter y desprestigiar a la población? ¿Para quién juega el Estado? Para el pueblo obviamente, no. ¿Qué podemos esperar de él entonces de hoy en adelante? Son interrogantes que el Presidente deberá responder en su momento y que nos toca a nosotros los peruanos reconocer e interpretar.
G. P.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Catarsis

LA DEL CIERRE


Por Abel Peralta Quiroz
Comentarios:
mr.ritchmond@hotmail.com



I
Hace poco más de un año, en medio de la efervescencia de una animada reunión de amigos en un, hoy lejano, bar del Jirón Quilca, me comprometí con ellos a formar parte de un proyecto de raras ambiciones, llamado Grupo Perú. Se trataba más precisamente de una revista virtual quincenal de temas diversos. Aunque si bien la idea de volver a escribir me animó en un inicio (llevaba medio año alejado de las letras, empantanado en mi caótica sobrevivencia en Lima), no obstante era consciente que traía consigo la implícita obligación de escribir un artículo quincenal para ser publicado en este gratuito rincón del ciberespacio. Para ser sincero, siempre estuve convencido que mi nueva aventura no duraría más allá de un par de entregas, y cuando ésta (la segunda edición) llegó, me di un nuevo plazo de dos entregas más... y luego dos y dos más... Hace poco más de un año que vengo posponiendo mi renuncia, y cierto cercano día, nuevamente en un bar, y por cuestiones que escapan a las simples ganas de continuar indefinidamente hasta convertirnos en un grupo de vanguardia, se decidió que hemos cumplido un ciclo y es hora de retirarnos.

II
Hace poco más de un mes que estoy viviendo (nuevamente) fuera de Lima. Tal vez sea este el motivo por el que el grupo decide dar por terminado el proyecto de la revista virtual y por eso me siento un poco culpable. Las dos últimas crónicas las escribí desde una desordenada (pero cómoda) habitación en Chincha, a donde he venido por motivos laborales (Cuestión de profesionalismo, diría una ya insalvable Elena). Y tenía para este número una nueva, acaso tan desprolija (y por lo mismo atractiva) como las demás, cuando se anuncia nuestro retiro del aire. Enconces pienso que acaso debería utilizar esta última oportunidad que la vida me da para dirigirme a ustedes desde este espacio, dejando de contar las tristes frivolidades de mi personaje empecinado en ser escritor, y hablar un poco de la realidad de un pueblo destruido por un terremoto hace poco más de un año (que coincidió con nuestra azarosa aparición como Grupo Perú) y que permanece olvidado ante la indiferencia de un gobierno que (oh, casualidad) de a pocos se va pareciendo más a su anterior estancia en el poder.


Chincha hoy es lo más parecido a un campo de refugiados, de alguna de las desquiciadas guerras tan comunes en nuestros tiempos; con gente que sigue esperando (ni ellos mismos saben qué) indefinidamente, sobreviviendo en chozas improvisadas con plásticos, cañas y esteras, en un invierno que ha sido más implacable que nunca. En las zonas rurales de Chincha las viviendas destruidas por el terremoto superan el 90 % y sólo unos cuantos empezaron a reconstruir, ya sea porque el estado (cuándo no el estado) les otorgó el esquivo bono 6000 para ganar algún rédito político, o porque no le quedó de otra, como en el caso de Tambo de Mora, que había que reubicar sí o sí a las familias por la pésima calidad del suelo que hacía imposible la reconstrucción. Chincha es también un campo de batalla, del lado de los vencidos; lo sé porque hoy vivo aquí y me basta salir a caminar un poco para sentir a cada paso, el dolor de un pueblo que se niega a levantarse y ya no por desidia, sino porque algo en Ella se ha roto; algo que no son solamente casas y templos religiosos. "Chincha ha perdido el alma", se me escapó de los labios la noche en que, conmemorando un año del terrible suceso, el pueblo salió a una procesión (que más se parecía a un funeral) con el Señor de Luren. Mi buen amigo Joe asintió entristecido (vaya retórica) y sentenció para que no me quedaran dudas: "Nada volverá a ser lo mismo".


Chincha además sigue temblando (no precisamente de frío a pesar de que también) con dos nuevos sismos de respetable intensidad en el último mes, y sólo Dios sabe hasta cuándo. Y yo sigo temblando con Chincha, pero de miedo (y ya me imagino el pánico de aquel día de mierda del año pasado). Al ver la destrucción a flor de piel, me pregunto cuándo volveré a pasear por aquellas calles de casitas alineadas de cuyas ventanas escapaban sólo gritos de alegría y felicidad, que algún día vi en un fugaz paso por esta tierra en mi ya lejana infancia. Y pienso en ello hoy, que he decidido guardar (acaso para siempre) la crónica en la que he trabajado por tres semanas sin descanso, para entregarles a cambio, y en mi despedida (como debe ser) de este espacio al que aprendí a querer porque devolvió a mi vida un poco de la disciplina que he perdido (si es que algún día la tuve), el triste testimonio de un pueblo en llamas. No volveremos dentro de dos semanas como siempre y debo confesar que me entristece hasta el llanto, como cuando salgo temnprano a trabajar y en todo el trayecto se repite la misma escena que hace que vuelva la mirada hacia dentro del colectivo y permanezca con los ojos cerrados hasta llegar a la oficina donde permaneceré trabajando hasta altas horas de la noche, para regresar a mi habitación y en todo el trayecto se repite la misma escena que hace que vuelva la mirada hacia dentro del colectivo y permanezca con los ojos cerrados hasta llegar....


III


Lunes 18 de Agosto. Una inusual multitud agolpada en la puerta principal del estadio de Sunampe. Como no puedo resistir la curiosidad, le pido al chofer que se detenga. Se enoja un poco porque está conduciendo a gran velocidad y tiene que frenar en seco. De un salto estoy metido en medio de un mar de gente que pugna por ingresar a empellones, discutiendo entre sí; un par de hombres ya se han ido a las manos . No voy a poder llegar hasta la entrada para averiguar las razones de aquel desborde humano, así que pregunto a una robusta señora de qué se trata todo el alboroto. "El alcalde nos está regalando esteras" me responde. "Son dos por familia" complementa otra un poco más baja y delgada. Al rato veo salir a una pareja de esposos cargando dos planchas endebles de caña trenzada. "Esas esteras no van a servirles para nada" pienso mientras me dirijo a almorzar en la fonda que está frente a la plaza de armas. Son exactamente las dos de la tarde. Ahora estoy devorando mi plato de frejoles con seco , cuando al mirar casualmente hacia la derecha, veo por la ventana que han armado un pequeño escenario en uno de los extremos de la plaza. al rato llega un bus del que baja grupo reducido de varones, mujeres, y niños; aunque todos lucen muy pobres, están de buen ánimo y sonríen ente sí . Quince minutos después se estaciona en otro de los extremos, una camioneta de lunas polarizadas del cual bajan cinco hombres bien vestidos. Como no puedo soportar la curiosidad, pregunto a la camarera de qué se trata aquel espectáculo. "Va a venir el ministro de vivienda a entregar las tarjetas a los beneficiarios del bono", me dice. Un reportero del canal del estado está cubriendo el evento, y un camarógrafo hace extrañas piruetas para captar tomas que puedan hacer suponer a los televidentes que toda la población está en la plaza aclamando al ministro por su "buena acción". Al otro extremo, más precisamente en la puerta del estadio, la verdadera mayoría se sigue peleando por dos esteras. No los puedo ver pero los siento ahí, y me duele.


Chincha, 08 de Setiembre del 2008

EDITORIAL


A estas alturas del partido, debemos preguntarnos cuál es la posición del gobierno de Alan García con respecto a las demandas sociales que existen en el país.
Lo sucedido la semana pasada con la protesta de las etnias amazónicas es el ejemplo que necesitamos para aclarar esta duda.
Antes de comenzar, es necesario redundar en la idea de que el veredicto del Congreso sobre los decretos 1015 y 1073 no sólo pone de manifiesto el error de nuestro presidente al promover dichas normas, sino además, que Alan García, y el Primer Ministro Jorge del Castillo sobre todo, trataron siempre de menoscabar y desprestigiar la demanda de los nativos con argumentos infundados.
En realidad el conflicto aún no ha terminado. Todavía no se ha hablado con los indígenas; no conocemos su punto de vista, sus inquietudes. El Ejecutivo y el Legislativo en forma unilateral han discutido y decidido sobre el tema. Alan García no ha hablado directamente con ellos, y al parecer no tiene intenciones de hacerlo. Peor aún: no ha reconocido sus errores, y en vez de enmendarlos persiste en su actitud prepotente de ignorar y someter al pueblo con sus decisiones.
El Presidente no quiere hablar con los indígenas
Lo dicen los hechos. Lo primero que hizo el Presidente luego de oír la decisión del Congreso de derogar los decretos que él antes había impuesto, no fue reflexionar, sino más bien hacerle una nueva propuesta al Congreso persiguiendo los mismos fines para su aprobación.
Con esto volvió a cometer la misma intransigencia de promover una medida que afecta a los indígenas, sin consultarles previamente.
Este acto es, además, reprochable legalmente, pues va en contra del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que indica que cualquier disposición del Gobierno que afecte a la organización interna de una comunidad nativa debe ser consultada con ésta previamente. Tienen todos los elementos para elaborar su propio juicio.
La nueva propuesta de Alan García es absurda
Para comenzar, está claro que el Presidente no quiere poner en manos de los indígenas su propio destino. Dice que sólo basta el 51% de los votos de una comunidad para decidir dar en concesión sus tierras. No sabe que aquí y en la China (es sólo una expresión) el 50% de una población no hace mayoría. Cuando hablamos del 50% de una comunidad nos referimos a la mitad de ésta. Y una democracia es mayoría, no la mitad de nada.
De esto se colige que su propuesta anterior del 50% + 1 o la que aún mantiene del 51%, son en realidad una burla, una cachetada al sentido común. ¿Acaso se quiere reír de nosotros, Sr. Presidente? ¿Qué hacemos con la inconformidad de la otra mitad de la comunidad?, ¿dónde la escondemos? ¿Sabe Ud. qué significa mayoría? ¿Cree que su propuesta tiene algo de democrática?
Nuestro Presidente comienza a mostrar ineptitud
Al parecer todos han pasado por alto el hecho de que el Presidente afirme que se confundió al plantear sus decretos derogados por el Congreso, pensando que se trataba de una propuesta para la sierra y no para la amazonía. ¿Qué tipo de Presidente es el nuestro que no sabe lo que decreta y que es capaz de desatar la inconformidad social sólo porque se le chispoteó? ¿Dónde está su responsabilidad? Su error no es intolerable; es inaceptable. Este tipo de desconciertos no se pueden dar así porque sí. Sin embargo, no hemos recibido una sola disculpa pública de su parte. Alan García dijo simplemente “Yo pensé…”, y se acabó.
En fin. Es realmente preocupante la actitud del señor García frente a las demandas sociales en general. Hasta el momento se ha opuesto a todas, lo que quiere decir que no se ha identificado con ninguna. Lo que es peor: ha esgrimido siempre los mismos argumentos en su contra y actuado del mismo modo todas las veces. Tres son su principales recurrencias y la población debe tomar nota para andar prevenidos:
1.- El Gobierno arguye que las huelgas y protestas responden a intereses políticos, que son manejados por el Partido Nacionalista, Patria Roja e incluso por Hugo Chávez. La realidad: el propio Alan García admitió (después del paro del 9 de Julio) que era legítima la inconformidad del pueblo con respecto a la inflación y el encarecimiento del costo de vida.
2.- El Gobierno quiere desacreditar el derecho del pueblo a las protestas, aludiendo actos de violencia dentro de su desarrollo. La verdad: En Moquegua, el mismo Estado legitimó su protesta, al dialogar con el pueblo luego de reconocer (que es distinto a conocer) el fundamento de su protesta. En lo que respecta a las etnias amazónicas, sabemos que las medidas de fuerzas que adoptaron se dieron después de más de una semana de protestas.
3.- El Gobierno decreta normas sin consultar a quienes afectan. Los hechos: la problemática de las etnias amazónicas que aún nos son escuchados por el Ejecutivo.
¿Qué podemos hacer ante todo esto? ¿Por qué este tipo de traspiés del Gobierno? ¿A qué motivos responden? Luego: ¿Por qué su posición autoritaria de ignorar, someter y desprestigiar a la población? ¿Para quién juega el Estado? Para el pueblo obviamente, no. ¿Qué podemos esperar de él entonces de hoy en adelante? Son interrogantes que el Presidente deberá responder en su momento y que nos toca a nosotros los peruanos reconocer e interpretar.

G. P.

APOLOGÍA DE PACO YUNQUE




Por Oscar Perlado Rodríguez

A Jessica C., por no ser luz que se apaga.




Este cuento es fascinante porque a partir de un hecho común que es el primer día de clases de Paco Yunque, llegamos a otro general que es la discriminación y la inequidad que existen en ciertos tipos de sociedad. Se nota la influencia de Kafka en la creación de un escenario pesimista y patético determinado por el sistema capitalista. Desde un realismo crudo pero claro nos invita al a reflexión sobre el sistema social y cómo su ordenamiento repercuten en la moral y en la vida diaria de sus integrantes. La jerarquización de las clases sociales fija el tipo de relaciones entre éstas, asignándoles o restándoles derechos a unos y a otros de acuerdo a su poder económico.



Este cuento sin embargo ha recibido más de una objeción con respecto a su concepción ideológica. Se dice que no es literatura, sino propaganda política.



Es cierto que Cesar Vallejo, sí, fue comunista, pero en su obra el único fin que persiguió fue la reflexión y la toma de conciencia por parte de sus lectores de la injusticia y la desigualdad dentro de la realidad de la que formó parte, realidad (subráyese lo que sigue) que no crean las ideologías, sino que éstas ayudan a revelar y comprender. Si una perspectiva nos ayuda a develar un sistema de cosas, donde el podel material y adquisitivo establecen las clases sociales y los derechos de sus integrantes, entoncers no podemos decir que ésta (ideología) no nos sirve para nada. Si dicha perspectiva le ayudó a Vallejo su fin de hacernos comprender nuestra realidad y movernos a la inconformidad, bienvenida sea.



Para quienes siguen creyendo que Vallejo perseguía con Pco Yunque un propósito político, tengo preparados cuatro argumentos que echan por tierra éstas suposiciones gratuitas.



Obviamente se tienen que asumir las consecuencias de lo que se afirma. Es así que quienes afirman que Paco Yunque es propaganda política, tendrán que admitir también, que lo que busca el cuento es modificar nuestra ideología o cambiarla por la del marxismo. Si estamos de acuerdo con esto entonces podemos comenzar.



Digo que Vallejo no intenta influir en nuestra ideología por lo siguiente:



1.- Porque un niño (al que va dirigido sobretodo el cuento) que lo lee no tiene la información ni la formación suficientes como para ver el cuento desde una perspectiva política.



Es decir que en el supuesto de que dentro del cyuento haya propaganda política, el niño no podrá discriminarla del mensaje moral del texto, porque no tiene ningún instrumento de tipo ideológico ni para para entenderla ni para comentarla.



2.- En el cuento no está ni siquiera sugerida sugerida la insurrección del proletariado. Pero Yunque jamás reta a Humberto Grieve. No se rebela contra él; no se le queja, no dice nada. La situación de inequidad e injusticia que vive Paco Yunque no cambia en nin´gún momento, nadie la soluciona; el autor se limita a describirla. Paco Yunque jamás da el primer paso para el cambio que signifique un conflicto entre su clase (si es que representa a alguna, como pondré en duda más adelante) y la profesora. El supuesto proletariado no asume ningún pael. No hay ningún ejemplo de la actitud que debe tomar frente al sistema en que vive.



3.- Paco Yunque (a pesar de la suspicacia con respecto a su apellido) no representa de forma estricta al proletariado en el cuento. Su papá trabaja en el campo para el sindicato, no hay un lugar donde se mencione en qué se desempeña. Por lo tanto no está organizado, no tiene ningún instrumento para la protesta, para la huelga; simplemente no forma parte de la luche de clases. He aquí lo que se dice sobre el padre de Paco Yunque y su relación con el de Humberto grieve en el cuento.





"Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó nunca sonar tantas voces de personas a la vez. En el campo hablaba primero uno, después otro y después otro. A veces, oyço hablar hasta cuatro o cinco personas juntas. Era su padre, su madre, don José, el cojo Anselmo y la Tomasa. Con las gallinas eran más. Y todavía con la acequia cuando crecía..."



"Humberto, el hijo del señor Dorian Grieve, un inglés, patrón de los Yunque, gerente de los ferrocarriles de la Peruvian Corporation y alcalde del pueblo. Precisamente a Pacole habían hecho venirdel campo para que acompañe al colegio a Humberto y para que jueguecon él, pues ambos tenían la misma edad..."



4.- Jamás se plantea el comunismo como solución al drama de Paco Yunque, ni al final ni en el desenlacedel cuento. La ideología marxista no está ni siquiera insinuadacomo alternativa. Paco Yunque es pateado sin piedad por Humberto Grieve. nadie vence a éste, ni siquiera Paco Fariña. Al final Grieve se lleva el crédito de una tarea que le pertenece a Paco Yunque. El proletariado (asi es que relamente lo es) no se organiza, nunca va a la primera huelga, jamás se vale de la violencia para capturar el poder, jamás se le logra arranchar a la burguesía. ¿Dónde está entonces la prédica comunista?



Lo único que sí es evidente y es explicitado a propósito por el autor es la miseria moral del profesor de la clase que sucumbe ante el poder del padre de Grieve y es capaz de decir que Humberto no miente, a pesar de que éste dijera antes que en su sala losp eces vivían sin agu, volaban, y de que todo el salón afirmara que Humberto Grieve le había pegado a Paco Yunque y no les diera el menor crédito. Es en esta declinación moral de sus personajes determinada por el orden social donde Vallejo pone el énfasis.



Vallejo utiliza la perspectiva de marx para explicar el sistema de su sociedad, mas no la exhibe como modelo o solución al problema que describe. Al no proponernos su ideología como remedio, no hay discurso político ni rumbo a seguir.



Vallejo deja las cosas tal como están, sólo lleva la situación a un estado de crisis, donde la inequidad se extrema. De este modo, la injusticia es develada y exhibida. Es eso lo que nos mueve a la reflexión. El único afán del autor es hacernos pensar en el asunto, mas no pretende darnos ideología alguna. Este cuento es mas bien, una reflexión moral y social. A través del conocimiento de la injusticia y del sufrimiento humano nos obliga a asumir una actitud de niconformidad con respecto a nuestra realidad. He aquí el más alto logro de Vallejo. Esa es por lo menos mi percepción.



A manera de acápite, repito una cita donde el propio Vallejo habla de su relación con el marxismo desde su perspectiva de artista. Esta cita redunda en la idea que les he querido trasladar y espero les ayude a dilucidar las dudas que puedan tener con respecto a qué tenía más importancia en la vida de Vallejo, si la política o el problema humano:



"Hay hombres que se forman una teoría o se la prestan al prójimo para luego tratar de meter y encuadrar la vida, a horcajadas y a mojicones, dentro de esta teoría. La vida viene, en este caso, a servir a la doctrina en lugar de que ésta sirva a aquella. Los marxistas rigurosos, los marxistas fanáticos, los marxistas gramaticales, que persiguen la realización del marxismo al pie de la letra, obligando a la realidad social a comprobar literal y fielmente la teoría del materialismo histórico - aun desnaturalizando los hechos y violentando el sentido de los acontecimientos - pertenecen a esta calaña de hombres..."

lunes, 1 de septiembre de 2008

EDITORIAL



A estas alturas del partido, debemos preguntarnos cuál es la posición del gobierno de Alan García con respecto a las demandas sociales que existen en el país.

Lo sucedido la semana pasada con la protesta de las etnias amazónicas es el ejemplo que necesitamos para aclarar esta duda.

Antes de comenzar, es necesario redundar en la idea de que el veredicto del Congreso sobre los decretos 1015 y 1073 no sólo pone de manifiesto el error de nuestro presidente al promover dichas normas, sino además, que Alan García, y el Primer Ministro Jorge del Castillo sobre todo, trataron siempre de menoscabar y desprestigiar la demanda de los nativos con argumentos infundados.

En realidad el conflicto aún no ha terminado. Todavía no se ha hablado con los indígenas; no conocemos su punto de vista, sus inquietudes. El Ejecutivo y el Legislativo en forma unilateral han discutido y decidido sobre el tema. Alan García no ha hablado directamente con ellos, y al parecer no tiene intenciones de hacerlo. Peor aún: no ha reconocido sus errores, y en vez de enmendarlos persiste en su actitud prepotente de ignorar y someter al pueblo con sus decisiones.

El Presidente no quiere hablar con los indígenas

Lo dicen los hechos. Lo primero que hizo el Presidente luego de oír la decisión del Congreso de derogar los decretos que él antes había impuesto, no fue reflexionar, sino más bien hacerle una nueva propuesta al Congreso persiguiendo los mismos fines para su aprobación.

Con esto volvió a cometer la misma intransigencia de promover una medida que afecta a los indígenas, sin consultarles previamente.

Este acto es, además, reprochable legalmente, pues va en contra del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que indica que cualquier disposición del Gobierno que afecte a la organización interna de una comunidad nativa debe ser consultada con ésta previamente. Tienen todos los elementos para elaborar su propio juicio.

La nueva propuesta de Alan García es absurda

Para comenzar, está claro que el Presidente no quiere poner en manos de los indígenas su propio destino. Dice que sólo basta el 51% de los votos de una comunidad para decidir dar en concesión sus tierras. No sabe que aquí y en la China (es sólo una expresión) el 50% de una población no hace mayoría. Cuando hablamos del 50% de una comunidad nos referimos a la mitad de ésta. Y una democracia es mayoría, no la mitad de nada.

De esto se colige que su propuesta anterior del 50% + 1 o la que aún mantiene del 51%, son en realidad una burla, una cachetada al sentido común. ¿Acaso se quiere reír de nosotros, Sr. Presidente? ¿Qué hacemos con la inconformidad de la otra mitad de la comunidad?, ¿dónde la escondemos? ¿Sabe Ud. qué significa mayoría? ¿Cree que su propuesta tiene algo de democrática?

Nuestro Presidente comienza a mostrar ineptitud

Al parecer todos han pasado por alto el hecho de que el Presidente afirme que se confundió al plantear sus decretos derogados por el Congreso, pensando que se trataba de una propuesta para la sierra y no para la amazonía. ¿Qué tipo de Presidente es el nuestro que no sabe lo que decreta y que es capaz de desatar la inconformidad social sólo porque se le chispoteó? ¿Dónde está su responsabilidad? Su error no es intolerable; es inaceptable. Este tipo de desconciertos no se pueden dar así porque sí. Sin embargo, no hemos recibido una sola disculpa pública de su parte. Alan García dijo simplemente “Yo pensé…”, y se acabó.

En fin. Es realmente preocupante la actitud del señor García frente a las demandas sociales en general. Hasta el momento se ha opuesto a todas, lo que quiere decir que no se ha identificado con ninguna. Lo que es peor: ha esgrimido siempre los mismos argumentos en su contra y actuado del mismo modo todas las veces. Tres son su principales recurrencias y la población debe tomar nota para andar prevenidos:

1.- El Gobierno arguye que las huelgas y protestas responden a intereses políticos, que son manejados por el Partido Nacionalista, Patria Roja e incluso por Hugo Chávez. La realidad: el propio Alan García admitió (después del paro del 9 de Julio) que era legítima la inconformidad del pueblo con respecto a la inflación y el encarecimiento del costo de vida.

2.- El Gobierno quiere desacreditar el derecho del pueblo a las protestas, aludiendo actos de violencia dentro de su desarrollo. La verdad: En Moquegua, el mismo Estado legitimó su protesta, al dialogar con el pueblo luego de reconocer (que es distinto a conocer) el fundamento de su protesta. En lo que respecta a las etnias amazónicas, sabemos que las medidas de fuerzas que adoptaron se dieron después de más de una semana de protestas.

3.- El Gobierno decreta normas sin consultar a quienes afectan. Los hechos: la problemática de las etnias amazónicas que aún nos son escuchados por el Ejecutivo.

¿Qué podemos hacer ante todo esto? ¿Por qué este tipo de traspiés del Gobierno? ¿A qué motivos responden? Luego: ¿Por qué su posición autoritaria de ignorar, someter y desprestigiar a la población? ¿Para quién juega el Estado? Para el pueblo obviamente, no. ¿Qué podemos esperar de él entonces de hoy en adelante? Son interrogantes que el Presidente deberá responder en su momento y que nos toca a nosotros los peruanos reconocer e interpretar.


G. P.

EN BUSCA DE UN RECUERDO
(Última Parte)




Por Oscar Perlado Rodríguez
Comentarios: shagyetc@hotmail.com






Simultáneamente el recuerdo se asocia con el lugar donde nos tomamos algunas fotos aquel día. También mi hermano lo había hecho cuando le tocó recibir la primera comunión dos años atrás. No eran escenarios montados, eran simples paredes o estructuras de las casas aprovechadas por los fotógrafos para improvisar un fondo para sus tomas.

Viendo estos lugares me vino a la mente la imagen de la ruta por donde me gustaba llegar a la iglesia cuando ya no necesitaba ir con mi padre. No reconocí inmediatamente el camino. Como conté en un principio, una vez fuera de la urbanización, cuando llegué al lugar, había olvidado por completo dicha ruta.

Ahora me encontraba en el caso opuesto. Debía ir de la iglesia al punto de partida. Obviamente no podía estar perdido. Desde este lugar sabía en qué dirección se encontraba la avenida de la cual había comenzado la jornada. Sin embargo quise recordar en detalle el camino que había seguido de niño para regresar a casa.

Mire atrás por última vez; observé la iglesia, la tienda, el colegio (en ese orden, para no traicionar su descubrimiento); por último , los dos extremos de la calle donde se encontraba la iglesia. No quise agregarle palabras a esa imagen. Volteé decidido a recuperar los pasos que había dado hacía quince años.

Luego ya en el punto de partida no me extrañó tanto llegar a ese lugar, habiendo encontrado la ruta que había olvidado, si no más bien, el hecho de que entonces prefiriera un camino de veredas calladas, de casas sin gente, asediadas de verdes y callejones que pintaban la ruta de un misterio, como si uno se metiera a un hoyo negro o se escapara de la claridad. No sabía si era una elección propia de mi timidez o de mi búsqueda empedernida de fantasía. A mi parecer no he cambiado mucho puesto que sigo prefiriendo las calles solas, los verdes y los pasadizos sin techo hacia la nada.

Llegué de esta forma al parque de donde comencé la jornada en la mañana. Caminé algunos minutos hasta llegar a mi paradero. Prolongué la caminata con el fin de dar rienda suelta a mis sonrisas sin sentido por el tesoro de aquel día escondido detrás de lo incierto. Ya no era necesario mirar hacia atrás.

No lo esperaba pero la incertidumbre no acabo allí. Ya en el paradero dos carros de la misma ruta pararon para jalar pasajeros (así se dice aquí en Perú). Me decidí por el segundo en llegar. Extrañamente la prisa para todo se me había ido. Esta calma se trasladó al hecho de no correr para alcanzar al primer carro que se había estacionado a unos metros delante de mí. Algo me llamó la atención del cobrador del carro que había decidido tomar. Creí reconocerlo. Era David, otro amigo que había llevado conmigo un curso de diseño grafico hacía tres años, cuando me lo exigía mi especialidad de publicidad, y que vivía en la misma urbanización que yo. Uno de sus hermanos menores había muerto dos años atrás. Era un niño que había estudiado con mi hermana menor en su primer año en el colegio. Nunca pude darle las condolencias del caso, aunque había ido al velatorio acompañado de mi madre con esa intención pero no lo encontramos. Nunca le di un texto que la había escrito a la memoria de su hermano, por cuyo deceso mi hermanita había tenido pesadillas y hasta llorado.

Me dijo en un lenguaje común: ¡Oiga! Ven, sube. Es raro que en Lima un cobrador trate bien a un usuario. Sin embargo subí al carro algo constreñido. La imagen que había tenido de él al verlo había sido el de una derrota. Me había contado unos meses atrás cuando me lo crucé por casualidad en el barrio, que había conseguido un buen trabajo en la aduana del Aeropuerto de la capital. Verlo de cobrador me ensució la alegría de ese día o hizo rebalsar su melancolía.

Ya en el carro me contó que el dueño del ese vehículo era su padre y que ganaba casi 50 soles diarios. No supe si creerle. Sabía que un cobrador podía ganar más de 20 soles diarios, aunque dependía de de la cantidad de pasajeros que llevaba y traía en todo el día, cantidad que obviamente era variable. Ante mi incredulidad, me respondió que él ganaba un sueldo fijo, es decir, que no importaba si les iba bien o mal en la jornada; él recibía su pago completo.

Me extrañé muchísimo pero a la vez, me alegré de que ganara más que el mínimo común de los peruanos, cuyos profesionales a veces reciben menos que él , a pesar de la calidad de su trabajo . Admito que hasta después de bajar del micro no le creí. No sé si por pesimismo o porque llegué a pensar que lo había dicho con el fin de esconder su peruana realidad, borrando de mi mente cualquier suspicacia.

Le agradecí que no me cobrara el pasaje y me bajé. Quise traspasarle a través mi mano tal vez algún tipo de energía. De tal modo que si le iba mal que mejorara todo para él y si le iba bien que todo siga siendo siempre así.

Fue un día para el recuerdo, aunque hubiera sido planeado para buscar uno perdido. Me había reencontrado con mi niño, reconociendo las rutas que solía tomar mi psiquis de niño, mi alma todavía sin forjar. Había sorteado las sombras de mi memoria descubriendo la luz de unos momentos lejanos pero míos. Había repetido caminos antiguos y me había topado con personas que nunca debieron estar allí, o que estaban detrás de lo incierto.

Un día lleno remembranzas, redescubrimientos y reflexiones que me trajo un simple deseo de salir en busca de un pedazo del pasado. Un sinsentido que me llevó al sentido de conocer el camino luego de haberlo terminado. Aquel día pudo haber sido como otro, pero fue como tuvo que ser: un día que volví a la convicción de un camino todavía sin recorrer acechado de incertidumbre.

FIN

¿Existen realmente la bondad y la maldad en el hombre?




Por Oscar Perlado Rodríguez
Comentarios: shagyetc@hotmail.com








Mi posición primera es que la bondad y la maldad sólo existen en la realidad del hombre, no en las cosas:

I) La moral no existe en el mundo exterior

Partiré de un ejemplo para apoyar mi posición.

1.- Ejemplo: El lobo y la liebre

Cuando un lobo ataca, mata y se come a una liebre ¿se podrá hablar de una mala acción? ¿El lobo siente rencor o envidia por la liebre antes de matarla? ¿La liebre es buena por dejarse devorar? ¿La liebre debe ser vengada o ajusticiada por los demás animales del bosque? ¿La maldad del lobo debe ser castigada y la bondad de la liebre exaltada?

Las respuestas a estas interrogantes son inmediatas. Ni el lobo es malo ni la liebre es buena. El lobo no tiene sentimientos en contra de la liebre antes de matarla. No hay necesidad de ajusticiar un hecho natural y hasta cierto punto, necesario. Tampoco es menester ponerle algún calificativo a esta acción.

Por supuesto el tema no se agota aquí. El ejemplo nos sirve para reflexionar acerca de los actos que calificamos de malos o buenos y si existen la bondad o la maldad en ellos. Sin embargo nuestro parecer cambia cuando tenemos el hecho en frente, es decir, si nosotros presenciamos en algún momento un acto como éste probablemente seguiríamos pensando igual, pero actuaríamos de forma contradictoria con nuestro pensamiento. No dejaríamos que el lobo se coma a la liebre. Detendríamos al lobo (en el caso de que tuviéramos la posibilidad) y le diríamos: ¡No, lobo malo! Luego volveríamos a la liebre y le diríamos: ¡Oh no, pobre animalito!

A lo que quiero llegar es que la lógica nos dice que las valoraciones que hacemos de las cosas provienen de nuestro interior y no de las cosas mismas. En el caso del lobo y la liebre, calificamos de malo a uno y de malo al otro sin que en verdad lo sean, como ya he demostrado.

La razón nos dice que los animales no pueden ser buenos o malos porque no tienen intencionalidad; sólo hacen caso a sus instintos, los cuales les sirven para sobrevivir y conservar su respectiva especie. Pero además, los animales carecen de juicio; no pueden discernir entre una acción correcta o incorrecta. Esto sólo es propio de los humanos. Nosotros sí podemos ser buenos o malos porque tenemos sentimientos y deseos, y a veces éstos nos llevan a cometer actos perjudiciales tanto para nosotros como para los demás, dejando de lado la razón, esto es, siendo cínicos:

Aquí termina mi disertación sobre si la moral existe o no en la realidad.



II) La moral existe en el hombre

Pero decir que la moral no existe en el sentido estricto de la palabra, no quiere decir que no exista para nosotros.

Las ideas, v. b., no existen para las cosas, los animales y Dios; pero sin ellas el hombre no podría razonar ni acumular conocimiento sobre las cosas. Los valores, además, existen en nuestro interior ya sea como modelos de vida o criterios de juicio. Luego nos daremos cuenta que la bondad y la maldad están en el hombre en potencia, y en ese sentido son innegables.

La existencia de la moral por lo menos, en el hombre, se comprueba de la siguiente manera:


1.- Naturaleza del hombre

Primero hay que tener claro que el hombre posee entendimiento y a la vez pasiones. El hombre es tanto racional como irracional (siendo lo primero exclusivo de su especie, su parte diferencial). Estas dos cosas forman parte de su naturaleza, por tanto no pueden ser malas o buenas, así como no lo podría ser el comportamiento natural del lobo en el ejemplo anterior.

En el siguiente ejemplo hablaré de una acción que a ojos de cualquiera es malo, pero que traigo a colación con la intención de limpiarlos de cualquier prejuicio religioso o doctrinario. Únicamente de este modo podré afirmar que el hombre es bueno o malo en realidad y no de acuerdo sólo a mi interpretación.

2.- Ejemplo: Una violación

a) Un hombre puede potencialmente desear a una mujer sin que este hecho signifique que sea bueno o malo. Pero como dije antes, el hombre es también un ser racional.

b) Esta afirmación tiene dos consecuencias: no existe hombre totalmente irracional ni hombre completamente racional.

c) Por tanto un hombre sólo puede ser completamente irracional o enteramente racional en apariencia. Un hombre será irracional de manera intencional, no porque lo sea. Más adelante comprenderemos que esa intención, que sólo posee el hombre, es lo que será calificado moralmente.

d) Volviendo a la parte racional del hombre, tenemos que hay un momento en el cual el hombre toma conciencia de sus deseos. Es en dicho instante que el hombre puede decidir entre satisfacer o no su deseo.

e) Cuando se decide por lo primero es que nace la intención. Ahora bien, sólo me queda demostrar si dicha intención puede ser calificada de buena o mala, y de esta forma mostrar la existencia de la moral en el hombre.

f) ¿Se puede decir que la intención de este hombre es mala o buena? Yo digo que sí. Porque este hombre es libre de optar. Nadie lo obliga a seguir su deseo (en contraste con el lobo); la naturaleza del hombre no es ser completamente irracional. Si decide abusar sexualmente de la mujer que desea, entonces estamos hablando de una mala intención, ya que este hombre ha tomado conciencia de su deseo y pudiendo inhibirse y superarlo, opta por complacerse, dejarse llevar de manera animal, siendo él un hombre.

Vemos en este hombre el cinismo de conocer sus instintos y de no manejarlos a sabiendas del daño emocional y material que le causará a otro ser al ir en contra de su voluntad y libertad.


III) Conclusiones:

1) El ejemplo me ha servido para mostrarles que la bondad y la maldad existen en tanto el hombre piensa y siente.

2) El hombre tiene sentimientos y pasiones pero mientras posea conciencia no puede dejar de asumir las consecuencias de sus actos.

3) La moral se encuentra de manera implícita en el hombre, porque gracias a su naturaleza éste tiene la posibilidad de moderar sus instintos.

4) Si el hombre sólo tuviera razón no necesitaría moral. Si sólo fuese instinto (como el lobo) no sería un ser moral, no podría ser calificado de bueno o malo.

5) El hombre es malo o bueno en cuanto puede decidir entre una conducta nociva y otra correcta.



Nota: Vale la pena aclarar que no todo acto irracional es reprochable o malo, por lo que la moderación o la moral en estos casos, no son necesarias.

Las necesidades de comer o dormir, por ejemplo, son irracionales, mas si el hombre no las dejara ser, iría en su perjuicio. Un hombre (insisto en la idea) decide entre comer o no, de acuerdo a las circunstancias en que se encuentre o según lo que se haya propuesto. Pero es claro que tiene plena conciencia de lo que le beneficia o perjudica. Las consecuencias de sus actos sólo dependen de él.

Eso es todo cuanto tengo que decir.





Las Cosas que no Pasan




Política Farandulera




Por Martín Barrera Tello
Comentarios: marbarrera@gmail.com









Al parecer nuestros políticos no quieren perderle el paso a los últimos formatos que proponen los medios de comunicación para catapultar a cualquier persona a la categoría de estrella por un día. Por ello hablan, gritan, mienten, matan mascotas, bailan tecno-cumbia, se contradicen, comen con las manos, viajan por horas para visitar los lugares más inhóspitos con la única finalidad de tomarse fotos para ser conocidos por ese sector de compatriotas que no saben leer ni escribir. Y tal como sucede en nuestra enana ¿prensa? de espectáculos, los líderes de los principales grupos de poder, se atrincheran en sus locales partidarios tan improvisados y precarios como su concepción sobre el futuro del país, para lanzarse improperios con esa mala intención que ya quisiera tener la otrora reina del mediodía, ahora que ha vuelto a coquetear con la pantalla chica.

Y como en la televisión, en la política también se vive de la medición de la popularidad, por ello siempre cada fin de mes nuestros gobernantes (y los que pretenden serlo) hacen hasta lo imposible con tal de figurar en las encuestas de intensión de voto. Tapan los escándalos con las mismas malas artes que los panelistas de un talk show y aseguran que quienes están en contra de ellos son enemigos del país. Y así pasan “Moqueguazos” (nombre más sensacionalista que real) o el último caso de la vida real llamado “Ley de la Selva”, donde, como no podría ser de otra manera, vencerá el más fuerte.

Jorge del Castillo, siempre tan oportuno cuando se trata de defender al presidente, calificó de “oportunistas” a quienes han respaldado la derogatoria de los decretos legislativos 1015 y 1073, lesivos para las comunidades nativas de la selva (es decir, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Lourdes Flores y toda la variopinta clase política nacional) y aseguró – sin que nadie se lo pregunte – que no está pensando en las próximas elecciones.

“Nosotros (el régimen) estamos sembrando el futuro del Perú. Estamos trabajando para ello, a mí no me preocupa en lo absoluto las próximas elecciones", sentenció con la misma seguridad de un panelista del felizmente desaparecido programa de Laura Bozzo. "Sería un necio si yo desempeño mi puesto de Primer Ministro, pensando en una candidatura futura. Yo no tengo que condicionar una cosa a la otra, realmente sería un craso error", añadió en una entrevista para radio este último fin de semana.

No hace falta decir que las respuestas llegaron de inmediato. Gilberto Díaz, el Secretario General de Perú Posible (partido que durante los dos primeros años del gobierno de Alan García brilló por su ausencia), manifestó que las críticas hechas por el ex presidente Toledo no tienen nada de oportunistas. “Es evidente que los decretos favorecían a los ricos. Por eso les decimos a Del Castillo y a García que los oportunistas son ellos, porque buscan la oportunidad para sacar su comisión por la venta de tierras”. Por su parte, Juan Carlos Eguren, legislador del Partido Popular Cristiano, refutó las declaraciones del premier. “El show de Del Castillo nos preocupa. Será que la desaprobación lo lleva a hablar torpezas. Sus palabras lindan con la estupidez”, sostuvo, dándole a esta situación más tinte farandulesco y menos calidad política.

Juan Sheput, otrora parlamentario de Perú Posible, tampoco soportó quedarse callado y afiló su mejor discurso: "este tipo de declaraciones, en las que se ve la permanente pérdida de compostura de Del Castillo, demuestra su afán de ser el postulante aprista en las elecciones del 2011. Él no debe atribuir a terceras personas lo que está pensando en su fuero interno".

No sería extraño que se pronuncien los demás aludidos y otros que quieran buscar notoriedad a costas de los principales problemas del país. Las palabras seguirán siendo las protagonistas de nuestra escena política mientras que veintiocho millones de peruanos se han pasado toda su vida escuchando discursos que no les han servido para mejorar su calidad de vida. Todo esto a más de dos años de iniciarse la campaña presidencial que, a este paso, tal vez compita en nivel de sintonía con Magaly TV.

Lo Vemos?


Por Pablo Lazo Valverde
Comentarios:
cavaliny@hotmail.com

























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