martes, 29 de abril de 2008

Editorial

EDITORIAL







El tema de la semana fue el resultado de las dos últimas encuestas de opinión que reflejan el alto índice de desaprobación popular a la gestión de Alan García. La pregunta es ¿A qué se debe esto si supuestamente ahora el Perú es un país más rico y hay más inversiones? No pretendemos aquí repetir la hipótesis ensayada en nuestro anterior editorial, sino mas bien quitarle la paja del ojo al señor Secretario General del APRA, Mauricio Mulder. A la incógnita planteada, éste quiere darle una respuesta facilista, superficial y cómoda. Refiere que el alto índice de desaprobación de su líder es consecuencia de la no comunicación de “sus logros” al pueblo. A nuestro parecer es al revés: la desaprobación es producto de sus tantos errados pasos políticos.

Haciendo una regresión, nos preguntamos: ¿Por qué nunca tomó una decisión política ante el problema del JNE con los fonavistas cuando era obvio que el fallo del Tribunal Constitucional (TC) era inapelable en lo referido a la validez del referéndum? ¿Por qué sigue a la cabeza del Ministerio del Interior un personaje tan cuestionado y de ineficacia comprobada como el señor Alva Castro? ¿Por qué nuestro Ministro de Defensa Ántero Flores Aráoz le dijo al Cusco (centro de la civilización incaica) “que se quede con su Machu Picchu” en un tono despectivo, luego de que este legado fuera elegido una de las 7 maravillas del mundo y cuando es obvio que sin estos magníficos vestigios el turismo en el país no tendría relevancia alguna? ¿Por qué la ONA, FORSUR y el Pacto Social resultado al final ser simples medidas demagógicas frente a los problemas del país, pues ahora se hace evidente su inoperancia si no su inexistencia? ¿Por qué el presidente le dice a los maestros, burros, a los huelguistas, violentistas, a los ambientalistas, desestabilizadores, a los funcionarios de la SUNAT, ineptos y a la oposición, “perro del hortelano”? ¿Qué hay de sus promesas incumplidas, de su paternidad escondida (aceptada solamente luego de hacerse pública) y de sus “pataditas”? ¿Por qué tiró al suelo y pisotea un ejemplar del diario La República?... Ya ve, señor presidente, su desaprobación a nivel nacional tiene un gran asidero. ¿A qué incomunicación se refiere Mauricio Mulder, cuando cada medida abrupta y apresurada es celebrada con bombos y platillos; cuando el gobierno se quiere colgar del éxito ajeno condecorando a “los jotitas” y transmitiendo en vivo el matrimonio de Juan Diego Flórez; si la publicidad sobre la Cumbre de APEC y el grado de inversión hoy la vemos hasta en la sopa? Solo esperemos que ahora Alan García no nos venga con el mismo cuento de las elecciones del 2006, cuando dijo que las encuestas eran manipuladas y que él no las tomaba en cuenta.

Y que no crea que con medidas populistas como regalar víveres (y no subsidios) a los pobres, tratando de burlarse de su inteligencia, va a apaciguar en algo el descontento que siente la población frente a su doble discurso (demagógico y autoritario), porque nadie sale de pobre con tres kilos de arroz ni vende su dignidad por un kilo de papas.






G. P.

Catarsis

DE ERECCIONES Y OTROS DEMONIOS










Por Freddy Suàrez
Invitado









Cursaba el tercer año de educación secundaria en una escuela pública. Recuerdo que éramos cerca de 35 alumnos (entre hombres y mujeres) en aquella memorable aula de carpetas añosas. Solía ser un alumno mediocre, lo reconozco. La enseñanza cuadriculada del colegio me aburría en exceso; aunque, en honor a la verdad, jamás me enfrenté a la mar, sólo me encargue de mecerme en las olas de la educación. Es decir me hacía el muertito. No me complicaba la vida. Tranquilo no más, como operado.

Hasta que un día…

-¡A la pizarra! –dijo la profesora por tercera vez, entornando los ojos y golpeando el pupitre con la palma derecha de su pequeña mano.

- Es que, no sé Srta., en serio –dije yo, tratando de mostrarme lo más indefenso posible y con la cara hecha una antorcha.

No sirvió de mucho, pues mi obcecada profesora arremetió sutil y efectivamente. Y como quien ve caer una hoja seca escuché:

- Ok, pero ya no te molestes en dar tu examen bimestral que estás desaprobado.

- No, no…ahora voy…

Mis manos hurgaron frenéticas en mis holgados bolsillos del uniforme escolar, mis dedos y mi vergüenza luchaban contra mi mismo: representado en ese miembro que se negaba tozudamente –y sin mi autorización- a menguar. Mientras tanto el salón entero observaba asombrado mi gesta de rebeldía, que no era tal.

- No seas huevón, me decía mi compañero de carpeta, ¿por qué no sales si tú sabes la respuesta…?

Lo peor de todo es que era cierto, yo sabía la respuesta. Lo que no sabía entonces era como controlar los embates de mi impertinente verga de bergantín. Tenía 14 años y abrazaba devotamente el onanismo como religión. Era un pajero impenitente.

Y es que en el colegio existía un solo curso -o ¿una sola profesora?- que me despertaba del letargo de esas mañanas grises. Y digo grises menos por el clima Limeño que por ese absurdo uniforme escolar, que para colmo de males duraba todo el año.

El curso era Literatura y tenía un plus: La profesora.

Aún logro verla: alta, pelo castaño recogido sobre un costado, piernas imbatibles resaltadas por una corta falda por encima de las rodillas, torneadas pantorrillas, senos firmes que se insinuaban coquetos bajo el escote de su blusa. Era muy guapa.

- Es que no te das cuenta, huevón…la tengo parada. ¿Cómo voy a salir así al frente? Encima el elástico de mi calzoncillo está todo jeteado.
Mi compañero, luego de contenerse la risa, agregó un fraternal consejo masculino:

- Sal no más con pana y elegancia…

Y salí. Pero sin pana ni elegancia. Y si, en cambio, con una vergüenza que no me cabía en el pellejo. Turbado, Silencioso, avergonzado.

La profesora no hizo mayor comentario. Pero me lanzó una mirada maternal que parecía decirme: "lo siento hijo, con razón no querías salir".

Mientras tanto todo el salón hervía en carcajadas y apodos: gran-jero, cometín...etc., Ya no me importó. Cogí la tiza, garabateé lo que tenía que hacer y pasé a sentarme.

No recuerdo haber tenido jamás una erección tan recia y obstinada como en aquella mañana plomiza.

Años después, caminando por la facultad de Letras me encontré de casualidad con aquella profesora. Que se alegraba de verme y demás, y que ella estaba llevando una maestría. Seguía tan atractiva como siempre. Y fue ahí cuando noté la vocación innata de las mujeres para la provocación. Ese dejo de coquetería que emancipa al más dormilón.

Me despedí rápidamente pretextando un examen. Mentí. Pues la verdad es que volví a tener una erección de aquellas. Ya no tenía excusas a la mano porque mi etapa de púber hace tiempo que había pasado.

Camino a la facultad me iba haciendo preguntas existenciales de gran trascendencia para todo hombre: ¿qué clase de degenerado era que no podía controlar mis pulsiones más bajas? ¿Era acaso -aún y todavía- incapaz de controlar los embates del bajo vientre? ¿Lograré algún día caminar sin voltear la mirada para ver los traseros de las chicas? o sencillamente: ¿soy sólo un hombre más? Bueno, hoy mi realidad es está. Mañana, afortunadamente, está el viagra..









Homenajes

HOMENAJE A CESAR VALLEJO
“HOMBRE ANTES QUE POETA”










La verdad es algo que no cambia de hombre a hombre, es intrínseco a él, esencial. Uno vuelve a aquel autor que siempre trae la verdad, la verdad nos atrae como la luz a las polillas, como la podredumbre a las moscas. Hay sentencias, cosas en este gran Vallejo que nos hacen adictos a su obra, a su perspicacia. Lo paradójico es que la mayor razón para esta atracción no se encuentra exactamente en su lenguaje , sino simplemente en su humanismo. Y es que el humanismo es lo único común a todos los hombres. Desgraciadamente no todos los hombres son tan humanos como se quisiera; no obstante es obvio que la humanidad es algo propio de nuestra especie y sólo serán inhumanos aquellos que no reconozcan la existencia del otro, es decir, las personas ego centristas y ególatras que creen que lo único importante en la vida son ellas mismas y que todo lo demás carece de sentido. Son ellas las que tienen el intelecto pequeño, la creatividad recortada, castrada la sensibilidad. No están aptas para decir nada humano o que valga la pena. Para ellos será el olvido y la insulsa alabanza de sus iguales.

Digo que hay escritores buenos, pero genios muy pocos. Y Vallejo es genio porque su inteligencia y sensibilidad lo hicieron entender que lo más importante en el mundo es el otro. En el cual podemos admirar nuestra propia belleza y reconocer nuestros defectos, lo cual nos llevará a la perfección. Vallejo es un poeta en todo el sentido de la palabra como dijera alguna vez Abraham Valdelomar, porque antes de ser artista es humano. Los versos que recordamos de él no son precisamente los más herméticos , los más audaces, sino más bien los más sinceros , sentidos , los más parecidos a nosotros y por tanto, profundos. Vallejo no es indigenista ni vanguardista ni simbolista; Vallejo es sobre todo humano y en consecuencia, universal. Basta ser hombre para entenderlo. Eso es lo que lo vuelve tan indispensable, tan admirable, querible y cercano.

En breve homenaje tocaré tres aspectos de su vida, que como las de cualquier hombre, reflejan su compleja simplicidad: la religión, el amor y la familia.




La religión




En lo que se refiere a sus creencias religiosas, Vallejo siempre entró en varias contradicciones o más exactamente, dubitaciones; puesto que en verdad fue bastante creyente.

Para entender esto hagamos un pequeño análisis de los versos en los Heraldos Negros de la sección Truenos, sin duda, la más original y trascendental de este poemario.


LA DE A MIL

¡ por qué se habrá vestido de suertero
la voluntad de Dios!

LOS DADOS ETERNOS

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.

LOS ANILLOS FATIGADOS

Hay ganas de… no tener ganas, Señor;
a ti yo te señalo con el dedo deicida:
hay ganas de no haber tenido corazón.



Para algunos estos versos bastarían para ver en Vallejo a un ser hereje, blasfemo , incrédulo. La verdad es que no puede ser ateo quien da por supuesta la existencia de Dios, si lo tiene como interlocutor en sus conflictos existenciales. Vallejo no nos dice en ningún momento: “No hay Dios” .

Nos dice que Dios a veces parece injusto y los argumentos a favor de su irreverencia tienen que ver con cosas tan difusas como la suerte, la voracidad del tiempo o la mala fortuna en sí. Sin embargo criticar a un padre no es lo mismo que negarlo; el que le haya reprochado ciertas cosas hay que , más bien atribuírselo a la gran sensibilidad de Vallejo y a su sed de justicia que lo caracterizan. Él cree que el hombre como raza, sufre en demasía, tanto así que ve como esta realidad se contradice con el hecho de ser hijos de un Dios todo generoso. Por eso en otros versos de la misma sección dice:



DIOS

Yo te consagro, Dios, porque amas tanto;
porque jamás sonríes, porque siempre
debe dolerte mucho el corazón.



ABSOLUTA

Oh unidad excelsa! Oh lo que es uno
por todos!
Amor contra el espacio y contra el tiempo!
Un latido único de corazón;
un solo ritmo: Dios!

Si somos algo perspicaces nos daremos cuenta que Vallejo aprueba a Dios cada vez que favorece de una u otra forma al hombre: pegar. “porque amas tanto; porque jamás sonríes ”; “Amor contra el espacio y contra el tiempo!”.



El amor



El tema del amor en Vallejo tiene matices de tipo religioso, de conflictos , de desvaríos idílicos , pero que al final desemboca en el encuentro con un amor más realista ,más depurado. Un aspecto que contrapone justamente los poemas de Trilce a los de los Heraldos Negros es el amor. En un primer momento, debido a la gran influencia de la fe católica en su familia, Vallejo aparece inclinado hacia una visión doctrinaria del amor, atestada de prejuicios e idealismos poco consistentes . Veamos ambos aspectos en sus versos.

AMOR PROHIBIDO

Amor, en el mundo tú eres un pecado!
Mi beso es la punta chispeante del cuerno
del diablo…

PAGANA

Tal es tu festín pagano . Y amarla hasta en la muerte,
Mientras las venas siembran rojas perlas del mal…

AMOR

Amor, ven sin carne, de un icor que asombre;
y que yo, a manera de dios, sea el hombre
que ama y engendra sin sensual placer!

Tal parece que Vallejo asocia la idea del sexo al pecado, a una mácula, tomando como referencia sus creencias religiosas que sólo concebían el amor puro ,lejos del placer sensual, un amor platónico, ideal, que lamentablemente rayaba en la cucufatería. Vallejo siente desdén y remordimientos ante este aspecto de la relación amorosa. Concibe el sexo como una tentación del diablo, como algo que hay que evitar por mundano. Todo esto en los Heraldos Negros
(1918).

Otra consecuencia de este prejuicio religioso es su idealismo amoroso empedernido. Pretende separa en este afán. El sexo de toda concepción del amor. El amor pare le Vallejo de esta etapa, sólo será verdadero si no tiene nada que ver con la carne, con lo terrenal.

PARA EL ALMA IMPOSIBLE DE MI AMADA

Quédate en el seso,
y en el mito inmenso
de mi corazón!




…Quédate en la eterna
nebulosa, ahí,
en la multicencia de un dulce noser

DESHORA

Oh, pureza que nunca ni un recado
me dejaste , al partir del triste barro

Ni una migaja de tu voz; ni un nervio
de tu convite heróico de luceros

Alejaos de mí, buenas maldades,
dulces bocas picantes.

Con el tiempo, ya en Trilce(1922) , Vallejo parece asumir una posición menos fanática e ingenua, y a la vez, más profunda y humana con respecto a este tema. Veremos cómo su perspectiva del sexo en la relación amorosa cambia tan abruptamente que llega a colocarla incluso por encima de su antiguo idealismo.

XIII

Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo e botón de dicha, esta en sazón.
Y muere u sentimiento antiguo
degenerado en seso.

XXX

Olorosa verdad tocada en vivo, al conectar
la antena del sexo
con lo que estamos siendo sin saberlo.

IX

Sus dos hojas anchas , su válvula
que se abre en suculenta recepción
de multiplicando a multiplicador…

Y hembra es el alma de la ausente.
Y hembra es el alma mía.

Lo que Vallejo propone en resumen en estos versos ,en contraposición a su primera etapa en los Heraldos Negros, es que el sexo es lo que une en esencia al hombre y a la mujer: no la búsqueda perversa del placer con un fin egoísta, no la objetivación de la mujer , sino la complementariedad por naturaleza, los sexos masculino y femenino por separado, buscándose entre sí, hechos para la cohesión. La dicotomía hombre-mujer como un juego de opuestos cuya diferenciación en vez de separarlos los une sustancialmente.El sexo vendría a ser desde este punto de vista la culminación o éxtasis de dicha dicotomía, el desenlace de ese ritual ancestral propio del hombre: el amor.



La familia



La madre de vallejo, María de los Santos Mendoza Guerreonero (1850-1918) fue una figura crucial tanto en la vida como en la poesía del poeta trujillano. La alusión a ella se encuentra inclusive en los poemas que escribiera ya en Europa.

Se dice que Vallejo poseía el complejo de Edipo, que amaba a su madre sobre manera y que en las mujeres que conoció mientras estuvo en el Perú, buscó la reafirmación de la imagen materna

(“Desclávame mis clavos, oh nueva madre mía!, NERVAZÓN DE ANGUSTIA) Lo que sí es cierto es que esta devoción que tenía hacia su madre estaba justificada tanto por la admiración que él sentía por ella(“ Ya no reiré cuando mi madre rece/ en infancia y en domingo, a las cuatro/ de la madrugada, por los caminantes, / los encarcelados,/ enfermos/ y pobres.” ,LVIII), como por el afecto desmedido que ella le otorgaba: “La mujer de mi padre está enamorada de mí, viniendo y avanzando de espaldas a mi nacimiento y de pecho a mi muerte(…) Mi madre está confesa de mí, nombrada de mí.¿Cómo no da otro tanto a mis otros hermanos’ (…) ¡Fuere porque yo he viajado mucho! ¡Fuere porque yo he vivido más!”,EL BUEN SENTIDO).

En sus versos podemos darnos cuenta que Vallejo iguala la imagen de la madre a la del amor propiamente dicho(puro, generoso, desprendido, incondicional)

XXIII

tal la tierra oirá en tu silenciar,
cómo nos van cobrando todos
el alquiler del mundo donde nos dejas
y el valor de aquel pan inacabable.
Y nos lo cobran , cuando, siendo nosotros
pequeños entonces, como tú verías,
no se lo podíamos haber arrebatado
a nadie; cuando tú nos lo diste,
¿di, mamá?

Aquí el pan es una metáfora del amor, un pan inacabable, un alimento interminable de cual comerá el recuerdo del siempre niño Vallejo toda la vida. Se trata de un amor tan sublime que no encuentra parangón en su realidad inmediata , donde el amor escasea y todo se mueve alrededor de los intereses personales y fines egoístas.

Lo que más conmueve del amor del poeta por su madre es su intento por eternizar a este ser querido a través del recuerdo. Ella sigue viva mientras él la piensa y es un modelo en su vida. La trascendencia de una persona en este sentido tiene un asidero más real que la simple especulación religiosa sobre la resurrección o la promesa del paraíso, puesto que Vallejo no añora el pasado:su presente se enriquece con la presencia de la madre tanto en su mente como en su vida diaria.


LXV

Así , muerta inmortal.
Entre la columnata de tus huesos
que no puede caer ni a lloros,
y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometer
ni un solo dedo suyo.

Así, muerta inmortal
Así.

XXVIII

Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale la
tumba,
la cocina a oscuras , la miseria de amor.



EL BUEN SENTIDO

_Hay, madre, en el mundo un sitio que se llama París. Un sitio muy grande y muy lejano y otra vez grande.

La mujer de mi padre, al oírme, almuerza y sus ojos mortales descienden suavemente por mis brazos.






G. P.

OG OG OG!

Por Otto
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El Aleph



Por Jorge Meza
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Lo vemos?




Por Pablo Lazo Valverde
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Catarsis

YO ODIO A ELENA
(Adelanto de “Crónicas Crónicas”, mi próxima publicación)










Por Abel Peralta Quiroz
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I

Estoy en una fría celda, preso por un delito que desconozco. Es viernes, y como todos los viernes ha venido a visitarme papá. Sólo él viene a verme, pues desde que he caído en desgracia, mi familia decidió acertadamente darme la espalda. Pero hoy mi padre no es el anciano apacible que encontré hace unos meses cuando lo visité en su casa de Cajamarca. No. Es el hombre joven y apuesto de las fotos del recuerdo. No hablamos mucho, sólo nos miramos con tristeza, evocando un pasado que no volveremos a vivir. Entiendo que está decepcionado de mí; le hubiera gustado tener un hijo profesional y exitoso. Pero no puedo juzgarlo, pues yo también hubiera querido tener un padre profesional y exitoso. Antes de irse me da un beso, como lo hacía al volver del trabajo, en mi ya lejana infancia. Camina luego unos pasos por el largo corredor y voltea para decirme lo mismo de siempre, en tono de reproche: “Eso te pasa por dejar tus cosas tiradas por ahí”.

Abrí los ojos, asustado por aquel extraño sueño que me atormenta desde hace dos semanas. Enciendo un cigarrillo en la oscuridad de mi habitación, viendo ascender una delgada columna de humo que termina por colmar toda la pieza de un desagradable aroma. Pienso si es que acaso mi recurrente sueño no es una premonición de una desgracia muy próxima. Acaso sea verdad que en mi largo peregrinaje hacia la nada he dejado algunas pistas que un día pudieran volverse contra mí…



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II

Siempre quise ser escritor y aún hoy mantengo la firme convicción de que no hay nada en el mundo que pueda hacer menos mal que escribir. Tal vez por esa razón escribo estas crónicas absurdas, intentando el éxito por el camino más corto. Empecé haciendo poesía en el crepúsculo de mi adolescencia y cuando cursaba el segundo ciclo en la facultad tenía ya una prolífica producción acumulada. Por eso ni siquiera dudé cuando un buen amigo presentó los borradores al grupo editorial de mi Alma Mater.

La vida me dio una nueva oportunidad y yo, desgraciado, me encargué de desaprovecharla. En una decisión inesperada del comité, la Editorial San Marcos rechazó el boceto de “Crónicas de madrugada”, un amasijo de versos con tintes políticos, por considerarlo políticamente (valga la redundancia) incorrecto (el anarquismo irracional siempre jugó a favor del sistema, pero no me perdonaron las injurias a la iglesia católica). Me negué a aceptar la decisión y, odiando a todos, me fui del país dispuesto a no regresar hasta no convertirme en escritor. En un lapso de dos años fui publicando los poemas desdeñados, uno tras otro, en una revista cultural de Buenos Aires. Y no me detuve hasta verlos juntos y revueltos en el primer capítulo de una publicación cuyo nombre en la actualidad me avergüenza hasta sonrojarme: “Versos del 77”. Nunca supe a ciencia cierta cuántos ejemplares se vendieron (si es que se vendieron), pero aquel vademécum de 120 páginas me generó un generoso dinero por concepto de regalías, las cuales la editorial me fue pagando de a pocos hasta por dos años, y que en momentos de crisis extrema me ayudaron a apagar mis incendios financieros.

Siempre creí que fue un grave error publicar “Versos del 77”, y nunca dudé que únicamente lo hice para demostrarle a la Editorial San Marcos que mi producción no era tan mala como “La Noche del Murciélago” de Óscar Araujo León, un libro de cuentos que sí publicaron y que siempre he creído (y afirmado abiertamente) es el peor libro que existe, y su autor el peor escritor del mundo. Pero aún había tiempo de reparar. Por eso a mi regreso lo oculté a mis amigos y enemigos, y sólo lo mencioné en casos extremos, hablando de él como un éxito arrollador. Volví a Perú para completar un ciclo más en la facultad y el tiempo se encargó de hacer el resto.


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III

Elena fue mi editora por años pero nunca lo supo. A ella consultaba mis delirantes proyectos literarios antes de decidirme a ejecutarlos y le daba a leer mis escritos antes de mandarlos al director de la revista con la que he seguido colaborando. Fue ella quien después de leer “Nihilismo” se propuso cuidarme, creyendo que había quemado fusibles, y que de verdad quería suicidarme. Era setiembre del 2006: el largo idilio con Elena estaba en su mejor momento y amenazaba con hacerse indefinido. Entonces pensé que tras dos años había superado la vergüenza por mis propias miserias y decidí mostrarle mi vergonzosa publicación, cuando la razón me sugería esperar un poco más. Ella le tomó una especial atención durante dos semanas y según me dijo, no estaba mal. Alentado por su crítica piadosa (en aquel entonces le creía absolutamente todo) acepté que lo divulgara en su entorno más cercano. La percepción fue la misma: No estaba mal. Y entonces volví a tropezar con la misma piedra que ya me venía echando al duro suelo en dos ocasiones, y cometí el (quizá) más grosero error que pude desde que tengo uso de razón: regalar la primera maqueta del poemario a su hermana Doris.

Y el tiempo no te perdona una. Desde que abracé al socialismo como tabla de salvación ante un mundo que cada día es más aborrecible, empecé a despreciar a mi ya vieja publicación, por contener en sí ideas que hoy me parecen repudiables. No podía ya detener el tiraje y se habían vendido un número indefinido de ejemplares, pero en mis ahora esporádicas visitas a Buenos Aires, no desaprovechaba la oportunidad de visitar algunas librerías y comprar los pocos que quedaban, para incinerarlos luego en la soledad de mi habitación, y prender en sus llamas sendos cigarrillos de tabaco negro, que son mi delirio. Mi inesperado giro ideológico coincidió en el tiempo con el distanciamiento definitivo de Elena, porque en la vida no existen contratos definitivos y hay que saber aceptar los crueles designios del destino. Entonces aquel único ejemplar cuya ubicación conocía, pero estaba fuera de mi alcance y que un día dio pie a una hasta hoy duradera amistad con Doris, se fue convirtiendo en una piedra en el zapato, para mis ya madurados delirios de escritor.

Elena cree que voy a visitar a Doris como una excusa para mantenerme cerca de ella (Elena) y estar informado de cuanto acontece en su vida, por eso le ha prohibido que la mencionemos en nuestras charlas. Doris cree que voy a visitarla porque le tengo un especial afecto a pesar de mi distanciamiento irreconciliable con su hermana mayor. Yo creo que ninguna de las dos tiene razón, pues desde mi último regreso a Perú sólo tengo en mente robar la maqueta de mi vergonzosa publicación para salvar mi vida del infierno. Por eso no rechacé la invitación que me hizo para visitarla aquel sábado 30 de setiembre.

La primera vez que fui a su casa había visto mi poemario en un estante de su habitación, junto a algunos títulos demasiado relamidos para mi gusto (“Verónika decide morir” y “El Alquimista de Coelho”, “Juventud en Éxtasis” y otros más de Carlos Cuahutémoc) y algunos ejemplares de derecho penal, de esos que sólo sirven para adornar nuestras bibliotecas, de modo que ya tenía una idea de dónde encontrarlo. Planifiqué por semanas el golpe con tal minuciosidad que quien me hubiera visto entonces habría pensado que me alistaba para el asalto un banco. Mis antecedentes no eran alentadores: la única vez que intenté algo similar, fue más de diez años atrás con un compañero de clases: tratamos de robar una enciclopedia de la oficina del director, pero fuimos descubiertos y expulsados una semana del colegio (que por supuesto no constituyó para mí un castigo y de buena gana hubiera querido seguir robando). El día llegó, como suele ocurrir en estos casos, más pronto de lo esperado. La noche empezaba a caer, cuando sólo hacía un momento había visto el alba… Repasé mentalmente el plan mientras me bañaba. Cené apresuradamente huevos revueltos y arroz blanco. Luego tomé el bus hasta Puente Piedra. César, su novio de siempre y gran amigo, me recibió efusivamente en el paradero.

Doris fue por un refresco a la cocina. Era el momento. Me acerqué al viejo anaquel donde un día había visto que estaba. Seguía ahí, aunque un poco más a la derecha, siempre en medio de tanto título que nunca en mi vida podría leer por voluntad propia. Lo acaricié muy levemente, sintiéndolo más mío que nunca. Era mío y nadie podía impedirlo Miré hacia atrás: Diego y César conversaban distraídos. En el equipo sonaba “Metamorfosis adolescente” de Flema. Alcé la mano temblorosa y lo cogí. Iba a ser mío. Abrí mi mochila, cuidando de no hacer ruido. Mío. Doris se acercó por detrás y se encargó de hacerme trizas las ilusiones con su voz chillona:

- Es mi preferido. Lo leo siempre.

La rabia me invadió hasta rebalsarme. Volteé hacia ella, que ahora sujetaba en sus manos mi anhelado tesoro. Ofuscado di por concluida mi visita dispuesto a no regresar nunca más.

- Un gusto niña, nos vemos cuando tengas cincuenta años…


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IV

Estoy en Lima nuevamente. He vuelto para intentar de salvar “Teoría Social III”, y de ese modo matricularme en un nuevo ciclo en esa facultad que cada día me importa menos. Tal vez sea mejor desaprobar por tercera vez la materia y dar por concluida mi aventura universitaria. Hoy más que nunca estoy convencido que nunca terminaré la carrera. Fui a hablar con el profesor para pedirle que me incluya en la lista de alumnos aptos para rendir el sustitutorio. Llegué a su oficina con casi una hora de retraso. Supongo que eso lo ha enervado tanto porque mirándome a los ojos me ha dicho “Lo siento, no puedo aprobarte. No sirves para investigador”. Soy consciente que es el fin, por eso no he querido guardarme lo que siempre he pensado de él, desde que apareció de pronto en el aula para dictarnos la primera parte del curso: “Tu tampoco sirves para profesor”. Volví a casa aliviado.


Por la tarde recibí la llamada de Doris, invitándome al primer cumpleaños de Fabrizio, su primogénito. “Tal vez sea la oportunidad que necesito para hacerme por la fuerza de mi propio libro”, pensé. Vacilé un poco antes de responder… Pero Doris se me adelantó. Con una sonrisa pícara me ha dicho:

- Pero no vas a robarte el poemario porque ya lo tengo a buen recaudo.

Fue así que decidí pasármela tendido en mi cama, leyendo El Bestiario de Cortázar, fumando cigarrillos negros y tomando Coca-Cola, sin contestar el teléfono que no ha parado de sonar en toda la noche. Ahora más que nunca estoy convencido que no podré ser un buen escritor porque la sombra de ese poemario me va a perseguir por siempre.

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V

Hoy hablé con Gabriel, un viejo colega, amigo entrañable y cómplice de farras. Le he planteado el asunto, y hemos convenido que tener aquel manifiesto anarquista suelto en plaza es un peligro latente para mi futuro. “Debes recuperarlo, aunque tengas que matarla” me ha dicho muy serio. Me he quedado desconcertado. Sé que Doris me tiene en sus manos (ignoro si es consciente de ello, aunque debo suponer que sí) y nada de lo que haga podrá cambiar mi suerte. Si en verdad pudiera matarla, sin terminar preso en la fría celda de mis pesadillas, ignorado por mi familia, y con sólo la visita de los viernes de mi padre. Enciendo un cigarrillo en la oscuridad de mi habitación, y aspiro muy fuertemente, viendo consumirse muy rápido el negro tabaco boliviano, que Lourdes me envía religiosamente la quincena de cada mes. Trato de despejar la mente. No puedo. Pienso en el día que por una debilidad con Elena, le regalé a su hermana un bodrio que nunca debí escribir, y mucho menos publicar.

Por eso odio a Elena.


Cajamarca 26 de Abril del 2008






El Viajero de la No Mente



EPISODIO I: CONVERSACIONES EN EL NO TIEMPO
(Continuación)

















Por Fabrizio Davelouis Valega
Comentarios a:
fabrizioemptiness@hotmail.com









“Cuando el grupo de personas empezaron a recitar mantras y luego oraciones o plegarias, vi a una pequeña niña de unos tres años de edad que rezaba y rezaba ante una gran estatua con guirnaldas e incienso, que estaba colocada en la gran mesa para la ceremonia y el banquete. Esta niña con lágrimas en los ojos y la mente totalmente absorta en una idea, me pedía con mucha fe y convicción que le realice el gran milagro de salvar a su madre de una grave enfermedad.


Al acercarme a ella, ocurrió algo sorprendente y muy extraño: la pequeña pudo verme y me reconoció, aunque sólo por unos instantes y luego por más que me buscaba con la mirada ya no podía verme a pesar de encontrarme en el mismo sitio. Sin embargo ese breve momento fue un suceso que, como pude observar con el correr del tiempo, mantuvo en su mente como un recuerdo durante toda su vida. No puede saberse si fue bueno o malo para ella, tú sabes bien que todo es muy relativo y nada es absoluto, al menos nada en estos mundos sumergidos en la rueda de nacimientos y muertes que gira sin comienzo ni fin.

Después la niña continuó orando con más intensidad, una intensidad nunca antes vista por mí, tanto así que en mi mente podía escuchar claramente sus plegarias y en mi corazón podía sentir la fuerza de los sentimientos de los que, a pesar de su corta edad, era presa. No tuve otra opción y decidí aparecer inmediatamente, con la velocidad del pensamiento, en el lugar donde se encontraba la madre de esta pequeña niña. Era una choza muy pequeña, como para que vivan a lo sumo tres personas. Entré a la humilde habitación y al ver su aura, a primera vista noté que irradiaba un débil color celeste; inevitablemente la vida huía de ella, como los granos de arena que se escapan entre los dedos de las manos.

Esto me trajo a la mente el recuerdo de un viejo reloj de arena que tenía en la biblioteca de mi palacio de aquel entonces. Allí tenía un texto sacrílego de un hombre que era considerado por casi todos los dioses como un verdadero desquiciado. No recuerdo bien su nombre, creo que se llamaba Fabrizio Davelouis, pero su nombre no importa mucho, lo que importa es lo que escribió este humano en su breve libro. Me pareció tan extraño en ese momento que me quedó grabado en la mente (así como en ti las palabras de tu sueño) el texto decía:

“Nunca se tiene lo que se desea porque cuando se obtiene, uno está conforme con ello sólo un corto tiempo, luego viene el aburrimiento y busca cambiarlo por otra cosa o desea obtener otra cosa; siempre estamos siguiendo nuestros deseos, por eso somos nuestros deseos y dejamos de ser nuestra esencia.

Siempre deseamos, y nuestra mente es un río caudaloso que contiene miles de pensamientos y cada uno de ellos es la expresión de un deseo ¿Cuanto deseamos, no? y ¿Nos alcanzara esta vida para obtener todo lo que deseamos y después qué? ¿Siempre estamos atrapados en el deseo constante de todo pensamiento que llega a nuestra mente?

El deseo constante nos conduce al apego; apego a todo pensamiento sobre aquello que deseamos tener, apego a todo aquello que hemos obtenido pero previamente lo hemos pensado y lo hemos deseado.
¿Esto a qué nos lleva?

El apego nos lleva a varias cosas. Las principales son: primero nos conduce a tener una vida repetitiva, sin significado profundo y segundo nos lleva a no sentirnos completamente o profundamente o verdaderamente felices porque todo lo que tenemos o lleguemos a tener o planifiquemos llegar a tener está sujeto a la impermanencia. En verdad absolutamente todo lo que nos rodea, que podemos tocar y percibir con nuestros cinco sentidos es impermanente.

Así que es una triste verdad para muchos saber que todo lo que tienen o lleguen a tener es impermanente y en algún momento de sus vidas lo perderán.

Pero lo verdaderamente triste es vivir una vida sin un significado profundo ya que la vida actual que tú tienes es impermanente y no sabes sí seguirás vivo la hora siguiente o, si es que vives, si seguirás viviendo saludable, parapléjico o en estado de coma: simplemente no lo sabes...

Como no se sabe cómo será exactamente el futuro, lo mucho que puede saberse de él son sólo probabilidades y nada exacto. Entonces si todo cambia, lo que se tiene hoy nadie te asegura que lo tengas mañana, ¿No sería mejor dejar de desear tantas cosas que a la larga, o sea, cuando no estés en tu cuerpo actual, no te serán necesarias?
Creo que lo único digno de desear es tener una vida con un significado profundo...”

“La impermanencia”, me dije a mí misma en mi mente. Recordé que, la gran mayoría en los mundos de los dioses nunca reflexionaba en ello, inclusive muchos actúan como si nunca fueran a morir, y quizás esa ilusión se deba a que viven en verdad muchísimo tiempo; pero inevitablemente algún día mueren. Yo misma he muerto incontables veces y también he nacido innumerables veces.

En aquel momento empecé a entender la impermanencia, al ver a esta mujer, cómo la vida la abandonaba. Su aura empezaba a decaer sin embargo proyectaba un sentimiento de tranquilidad, estaba muriendo pero estaba tranquila, quizás – pensé – se mantenía así porque sabía que al morir tendría un buen renacimiento debido al fiel cumplimiento de sus prácticas religiosas y mágicas. Pero no era así: ella se mantenía tranquila al pensar que su devoción hacia mí la librarían de todo mal y no le importaba morir o vivir, sólo pensaba en que la diosa la salvaría de todo lo malo y la llevaría al lugar que le correspondía, o a continuar viviendo o a renacer en otro espacio y tiempo, habitando un nuevo cuerpo.

La humildad y desapego arremetieron intensamente en mi corazón como si fuese la onda expansiva del estallido de una supernova.

Entonces continué observando los colores que emitía su debilitado cuerpo, observaba cómo se arremolinaban y daban vueltas alrededor de sus vísceras los colores indicando el estado de salud de cada órgano. Por fin detecté el pancreas muy debilitado con una nube de color guinda oscura que opacaba la visibilidad de las venas del mismo, tambien vi el higado comprometido. Inevitablemente - pensé - esta mujer va a morir. Mientras pensaba estas cosas, ella pudo verme y no sólo a mí sino a otros seres de luz que yo todavía no alcanzaba a percibir en aquel entonces. En ese momento se extinguía casi la última molécula de energía vital que había en su cuerpo físico y la conciencia empezaba a retirarse de todos los lados del cuerpo y se empezaba a arremolinar en la zona del corazón, esto indicaba que aquella mujer había sido una persona muy noble y piadosa en su vida.

La temperatura empezaba a descender, los latidos ya habían cesado; la paz empezaba a inundarla por fin...






Sabiduria de la Esencia



CURSO DE SABIDURÍA DE LA ESENCIA : CLASE 6











Por Fabrizio Davelouis Valega
Comentarios a:
fabrizioemptiness@hotmail.com








La Vidaología




Felicidad: Si deseas ser feliz y “rico”, debes poseer las siguientes cosas:

· Si tienes Sabiduría y Compasión, entonces eres una persona feliz y rica.

· Si tienes Sabiduría, Compasión y Samadhi, entonces eres una persona muy feliz y rica.

· Si tienes Sabiduría, Compasión, Samadhi y Liberación, entonces eres la persona más feliz y más rica en todas las situaciones del Universo del Dharma.

Condiciones que satisfarán los requisitos para ser una persona feliz y rica:

· Visión del Universo: Saber el alcance y la estructura básica del Universo del Dharma.

· Saber las leyes que gobiernan en el Universo del Dharma. La más importante es la ley causal.

· Saber el verdadero “tú”.


Definición del universo de Dharma:

La colección de todas las entidades (los miembros o los elementos) y de sus relaciones se llama el universo del Dharma.

En el universo no hay un elemento aislado; a esto se llama el Principio de Conexión. Las relaciones entre los elementos son gobernadas por la ley de causa y efecto.

Hay 2 clases de universo:

1. El objetivo: El que los Buddhas han descubierto o el que nosotros intentamos verificar.

2. El subjetivo: Tu mente y tu corazón son tu universo. Cada uno vive en su propio universo subjetivo. Podemos decir que uno de los trabajos más importantes en la vida es ampliar el universo subjetivo de uno para que encaje con nuestro objetivo.

Definición de Dharma:

Dharma se define como una relación entre dos entidades (o dos variables: una independiente y otra dependiente) con dos dominios bien definidos.

La totalidad de las variables independientes es llamada “el dominio independiente”.

La totalidad de las variables dependientes es llamada “el dominio dependiente”.

El nombre es sólo un nombre; su significado está en tu mente.


Así como un gancho en la pared, lo que se cuelgue en el dependerá del que lo use.

En Vidaología, también utilizamos:

Los dominios del anfitrión y los dominios del huésped. O los dominios activos (independiente) y pasivos (dependientes).

Si elegimos al cultivador como el anfitrión, después sólo el dominio del huésped necesitara ser especificado.

En ese caso, será llamado el Dominio del Dharma o simplemente el Dominio. Sus miembros serán llamados los objetos o los elementos.

¡No menciones la palabra Dharma sin un dominio bien definido!

Muchas confusiones y discusiones son causadas o por negligencia o ignorancia del Dominio del Dharma.

La razón de por qué tenemos un ciclo de nacimiento-muerte se debe a la pérdida de la energía de vida.



Tenemos pérdida de energía de vida porque tenemos aflicciones innumerables.



















Ostracismo

LA TRAMPA DE DIOS








Por Oscar Perlado Rodríguez
Comentarios: shagyetc@hotmail.com











La trampa de Dios hace referencia a los elementos que el creador puso en todos los seres para que realicen voluntaria o involuntariamente su designio. Ejemplos de esto podrían ser la simbiosis y la función biológica de los instintos. No obstante en este artículo tomaré un ejemplo más claro y contundente. Hablaré del pez y el agua. Haciendo una abstracción, afirmaré que las branquias son la trampa que Dios puso en los peces. No estoy hablando de la condición que obliga al pez a estar en el agua, sino de la imposibilidad que tiene de estar fuera de ella, ya que también otros animales sin branquias pueden permanecer sumergidos por mucho tiempo. El pez no pidió las branquias, así como el hombre no pidió el instinto. Sin embargo este elemento se convierte en su límite y a la vez, en el eje de su vida. Imaginemos la vida de un pez desde un punto de vista subjetivo. Diríamos que el pez se limitó a pasar sus días en el agua e ignorar lo que había fuera de ella. A pesar de esto seguramente, su vida no fue incompleta, ni mucho menos aburrida, en ese otro mundo que es el mar, lleno de lugares que nunca visitó, de alimentos que jamás probó, de luchas que no llevó a cabo, etc. Por tanto, si el pez no amara el agua, estaría equivocado, pues en ella se encuentran su sentido y su destino. Pero ¿un pez es capaz de amar? Por supuesto que no. En cambio el hombre, sí, en tanto tiene conciencia. Lo que quiero decir es que el amor es solo un símbolo, el resultado de la comprensión de la realidad por parte de la conciencia. Interpretación que, a mi parecer, es la más acertada en cuanto acepta la existencia de una realidad caótica indesligable al hombre sin tratar de definirla. En realidad es el hombre quien decide si ama la vida o no. El símbolo no es en consecuencia, una aberración ni una perversión, tampoco es algo contingente. Es la característica propia de un ser cuya naturaleza se divide en dos: el cuerpo y la conciencia. La conciencia está condenada a comprender al cuerpo, mientras éste la arrastra hacia lo desconocido . Estas dos partes sólo son separables en la abstracción. Si no estuvieran en constante interacción no existiría el símbolo ( en nuestro caso ,el amor). En conclusión, el amor es más que una palabra cursi e imprecisa. Es la aceptación, por parte de la conciencia, de la función biológica de su ser. El hombre que no llegue a esta aceptación es como un pez que se salió del agua por no asumir el límite que le imponen sus branquias y no admitir que cayó en la trampa que le puso Dios para mantenerlo dentro de su designio (que por lo ya dicho, no parece tan malo). Aquel hombre quiere negar que indiscutiblemente tiene branquias y que sin agua no puede vivir. Y lo único que obtendrá es sufrimiento. Hay quienes sin pensarlo a fondo, deciden olvidarse que existen los demás y buscan sólo su bienestar (como si en verdad supieran lo que les conviene). En las pesadillas de estos hombres alguien sin rostro les arranca los pulmones en vez de quitarles el aire. Ellos gimen e imploran, no tanto por el dolor causado, sino porque en el fondo les gusta ser hombres. Aman la vida y no saben que la vida es una propiedad que pueden usar pero que no les pertenece. Empero, se rehúsan a querer; mejor dicho, el espejo de su conciencia no ha logrado reflejarles aún el verdadero rostro de su instinto (de ilimitado límite). En resumen, por no caer en la trampa de Dios, mueren asfixiados.

Mundo de Palabras

USO APROPIADO DE LOS ADVERBIOS DE LUGAR :
AQUÍ, AHÍ, ALLI, ACA, ALLA












Por Oscar Perlado Rodríguez
Comentarios: shagyetc@hotmail.com










En el uso cotidiano del lenguaje solemos hacer pasar a los adverbios “acá” y “allá” como equivalentes exactos de “aquí” y “allí”, respectivamente, o equiparar a “allí” y “ahí” como si tuvieran el mismo valor semántico.
En este artículo dedicado al lenguaje abordaremos el uso apropiado de estos adverbios del lugar, de modo que el lector se desenvuelva con mayor acierto a la hora de expresar sus ideas con el lenguaje.
Para abarcar el tema en forma didáctica, daré un ejemplo(exactamente un diálogo) que contenga los errores más comunes en los que solemos incurrir al momento de usar los adverbios “allí”, “allá”, “ahí”, “aquí” y “acá”.


Yo: Necesito que vengas acá; es urgente.


Tú: Muy bien. Voy primero donde Jorge(Él) y de ahí voy allí.


Yo: No, no vayas allá. Ven directamente acá.


Tú: Está bien; allí voy.



Primer análisis:


Antes de analizar este texto, daré las pautas gramaticales que hay que seguir para su correcto uso. Estos se corresponden con las tres personas gramaticales:


Yo(y por extensión, Nosotros): Aquí , acá


Tú(y Ustedes y Vosotros): Ahí


ÈL (Ellos, Ellas): Allí , allá


1.- Tú: Está bien; allí voy.


En esta oración lo que se quiere expresar es que voy a ir donde se encuentra mi interlocutor(la segunda persona, Tú), por lo que lo correcto sería decir ”ahí voy” y no ”allí voy”, que hace referencia al lugar donde se encuentra la tercera persona del diálogo, Jorge.


2.- Tú: Voy primero donde Jorge y de ahí iré para allí.


Si la persona con la que estoy hablando me quiere dar a entender que antes de venir a mi casa, irá donde esta una tercers persona (Jorge),no puede decir “de ahí iré para allá”, porque de lo contrario estaría diciendo que primero vendría donde estoy yo para luego ir donde está Jorge, cuando es al revés.Mi interlocutor tiene que decir: “de allí(donde está la tercera persona)iré para ahí”(para mi interlocutor yo soy la segunda persona, Tú).



Segundo análisis


Esta segunda pauta tiene que ver con el uso de “allí” y “aquí”, y sus complementarios(no equivalentes) “allá” y “acá”, correspondientemente.
Al igual que “allí” y “aquí”, “allá” y “acá” se corresponden el primero con la tercera persona(Tú) y el
segundo con la primera(Yo), como podemos ver en las pautas dadas más arriba, con la diferencia de que hacen referencia a un lugar menos determinado que los primereros. Esto es: si yo digo que voy “allí”, quiero decir que voy al lugar específico donde se encuentra la tercera persona. En cambio si uso su complementario “allá”, estoy significando que me dirijo a un lugar cercano o si se quiere, vecino al lugar donde se encuentra la tercera persona(Jorge), no específicamente donde está ésta.



3.- Yo: Necesito que vengas acá; es urgente.


En la oración , si necesito expresar que quiero que mi interlocutor venga mi casa, no puedo decirle que venga acá, porque le estaría dando a entender que venga a un lugar cercano a donde estoy, no donde exactamente me encuentro.Esto puede ser, a la urbanización donde vivo o a la casa de un vecino mío. Lo propio es decir “Necesito que vengas aquí” y no “acá” , que hace referencia a un lugar menos determinado.


4.- No, no vayas allá. Ven directamente acá.


Lo mismo ocurre en esta frase. En vez de decirle a mi interlocutor (Tú) “no vayas allá”, debo decir, más bien, “no vayas allí”,, al lugar exacto donde se encuentra la tercera persona(Jorge) de la conversacion, no a un lugar cercano o vecino.En cuanto a la segunda parte del texto, en lugar de decir “Ven directamente acá”(esto es, a una locación cercana a la mía pero que no es la mía) debería decir ”Ven directamanete aquí”.


Como resultado de nuestro análisis tenemos que el diálogo con el uso apropiado de los adverbios “allí”, “allá”, “ahí”, “aquí” y “acá”,es como sigue:


Yo: Necesito que vengas aquí; es urgente.

Tú: Muy bien. Voy primero donde Jorge(Él) y de allí voy ahí.

Yo: No, no vayas allí. Ven directamente aquí.

Tú: Está bien; ahí voy

Las cosas que no pasan

LIMA CUADRADA








Por Martín Barrera Tello
Comentarios:
marbarrera@gmail.com








El asesinato de Wilson Mesías Ugarte, (a) “Pedrito”, y su enamorada Marjorie Salas, la madrugada del 16 de marzo del presente año, demostró que el accionar de la delincuencia limeña cada vez es más peligroso. El tiroteo que acabó con la vida del joven cabecilla de una pandilla del Callao y su quinceañera acompañante, no debería quedarse en el archivo –ni en el olvido – de las páginas policiales, sino que debe servir para que nuestras autoridades (empezando por Luis Alva Castro) dediquen mayor atención a la seguridad ciudadana. Que en Lima, por ejemplo, se produzcan tantos robos, secuestros y asesinatos a diario no es una casualidad, sino la respuesta o excusa de cierta gente a un Estado que le da la espalda.

En el resto del país, la situación no cambia mucho. Según cifras de la Policía Nacional, en el Perú existen dos mil pandillas, de las cuales 350 operan en Lima. El total de personas que dedican su vida a estos actos ilícitos es de 40 mil aproximadamente. En la capital, las principales pandillas se encuentran en San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, Carabayllo, San Martín de Porres y el Callao.

Lo que hace veinte años era una pugna mal justificada por la supremacía de un equipo de fútbol en barrios periféricos, hoy se ha convertido en el imperio de la calle que controla tráfico de drogas, extorsiones y hasta sicarios. Una historia similar a los comienzos del terrorismo: indiferencia por parte del Estado ante grupos que roban dinero y vidas a vista y paciencia de todos. ¿Qué es lo que esperan nuestras autoridades para reconocer que el problema de la delincuencia debería estar en los primeros renglones de su agenda de trabajo? ¿Los peruanos merecemos vivir con la amenaza de ser potenciales víctimas de estos grupos que hace tiempo dejaron de ser desorganizados? ¿Acaso Lima solamente merece seguridad cuando nos visiten delegaciones extranjeras en mayo y noviembre?

Con la Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (ALC-UE) a la vuelta de la esquina, nuestras autoridades se desviven (a última hora) por controlar el tema de la seguridad. Lima estará resguardada al milímetro y tal vez sea la oportunidad perfecta para que estas bandas realicen sus actos ilícitos en provincias. No es apología ni mal deseo, sino una posibilidad. El 19 de diciembre de 2003, mientras todo el control policial estaba en el Estadio de la UNSA en Arequipa, el día que Cienciano fue campeón de la Copa Sudamericana, una banda delictiva aprovechó esta circunstancia para robar un banco. Actos similares ocurrieron en otras localidades de esta ciudad y Cusco.

Son ejemplos cronológicamente cercanos que deben servir de referencia para no cometer los mismos errores. Hoy son los “Noles” y “Los malditos de Castilla”, ayer fueron “Los destructores”, “Los injertos”, “La chola Vicky” y otras agrupaciones tristemente célebres que han puesto en peligro la vida de los peruanos. Pero esto parece no importarle a los que pueden cambiar el destino de esta historia: según las encuestas (esas que muchos de los políticos se niegan a aceptar) el 58% cree que la delincuencia e inseguridad son problemas muy graves, 74% estima que la delincuencia ha aumentado en el país, 64% ha sido víctima de un robo, “atraco” o “cuadre” con violencia, y, 39% teme un secuestro.

Como dirían los estudiosos de las matemáticas, los números no mienten. Nuestros gobernantes, en su afán de demostrar a las delegaciones extranjeras una ciudad tranquila, sí mentirán. Y su temor de quedar mal ante los ojos del mundo los ha llevado a decretar feriado los tres días que dure la cumbre ALC-UE (15, 16 y 17 de mayo). Lima, en esas fechas será una ciudad fantasma, con la menor cantidad de gente posible en las calles.
Culpables e inocentes (grupo este mayoritario) de la violencia en nuestra ciudad, seremos testigos de la careta a favor de la “buena imagen del país”. El lunes 18 de mayo, las cuadradas en Lima, seguirán a la orden del día. Tomen sus precauciones.











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EL SEÑOR DE LOS ANILLOS


















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