martes, 25 de septiembre de 2007

Literatura

POEMAS


Por Daniel Maguiña
Invitado



SOBRE EL INVITADO

Nace en 1984 en Lima. Cursa un taller de Poesía en el CCPUCP en el 2003. En el 2004 un taller de poesía y cuento en el centro cultural de la UNFV. Se ha presentado realizando recitales con Moiras y Jade siendo miembro de ambas agrupaciones en distintas épocas. Realiza performance con música y poesía en el centro cultural Antares, ésta vez en el grupo de dos, Quimera. Es colaborador de la revista CASA DE ASTERIÒN de la facultad de comunicaciones de la UNFV publicando textos y dibujos. Forma parte de la red de poetas en un blog virtual llamado URBANOTOPIA. Actualmente estudia Arquitectura en la universidad Ricardo Palma.


Oscar Perlado






Quiero sentirme seguro

Átame a tu ombligo, en la ranura de tu puerta, a las patas de tu mesa. Pon un sello sobre mi frente, una música de fondo, un barquito entre los brazos y déjame suelto cuando llueva. Átame a tus ojos grandes, a tu rutina, a tu costumbre de escribirme por las mañanas.
Déjame sobrepasarme lo necesario, lo suficiente, lo del momento. Lo único que entiendo es que siempre has sido para mí y que cada vez te siento menos mía.
Por lo menos mírame de frente y dímelo todo, aunque sea en silencio. Para entendernos nunca han sido necesarias las palabras; menos ahora que te tengo al lado..




Me encantan tus uñas rojas

Y tu manera de irte, tu manera de mirarme, de escribirme, de inventarme. Tus manos blancas no encontraron mejor color que el rojo, rojo como de ir caminando un rato en las últimas horas de la puesta de sol. Esas son las manos que me tocaron cuando el mundo era de crayolas y ajitos pequeños con forma de mujer. Las manos que tocaron mis manos, que eran parte de la historia sin fin, de las narraciones extraordinarias de un cuento de hadas. Te vi aquel sábado y todo se resume en tus uñas rojas en tus dos manos blancas, la perfecta secuencia del amor. Ese día, si tuviera que pintarlo, pintaría dos manos, y resaltaría tus uñas rojas sobre todo lo existente..



Pequeño manual para entender que algunos somos muy cojudos

Me llega al pincho que me quieras porque no es cierto, me llega al pincho que estés con él, me llega tu vida de color rosa, que me hagas sentir lo cómodo que es respirar que la vida es bella. Me llegas.
Me llega al pincho no tener esa ansiedad de morirme por hacerte el amor más de dos veces.
Me llega creer en tus pajaritos, y ser el tipo monse que se lo traga todo; el caballero que rescata a la princesa del cuento. Me siento el Florentino Ariza de esta historia.
Todas mis palabras hoy podrían causar efectos secundarios.
Ahora me dices que se quede todo aquí, que te bajas de tu nube, que el futuro es sólo ayer, que lo que juraste fue en vano, que me debo creer esto, que nadie volverá por nadie. Es increíble tu gran volubilidad, me creía todo y también me creía que podías desaparecer como una gota de agua, evaporarte.


Sobre una nada absoluta

Palabras de media noche.
Déjame mentirte cada vez que abra la boca, ordenar el sistema numeral de tu tiempo, engañarte, ser el patán de los patanes. Observar un momento alguna que otra distancia y decirte que te quiero y hacerte mi mujer tres veces al día como mínimo.
Déjame engañarte, aunque mi fantasía sea absurda y mis palabras no tengan congruencia con la realidad. Esto no es ficción, porque la ficción deja de ser ficción cuando se vuelve real. Casi motriz, casi visceral.
Déjame intuir que eres de mentira y que no te miento, caracortada, caradura, doble cara.A veces uno se pasa de la raya y dice más verdades de las que uno realmente cree. Me pregunto, cuál de tus mentiras será la más verdadera. Déjame ser un patán..

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