martes, 27 de mayo de 2008

Las cosas que no pasan

CRÍTICAS CRITICABLES









Por Martín Barrera Tello
Comentarios:
marbarrera@gmail.com








“Ya estoy cansado de que me echen culpas ajenas… ¡rechazo la cantaleta repetitiva de todos los que dicen que no se hace, no se hace, no se hace, no se hace! No hacen los que han recibido la plata y no cumplen con hacer las obras. Esos son los que no hacen… ¡Qué tal raza! Vayamos a reclamar donde tengamos que reclamar”. (Alan García Pérez, frente al pueblo puneño. 24/VI/2008)

Nuestro primer mandatario parece haberse convertido en el primer crítico del país. Según su visión, “El Perú avanza” gracias a las medidas tomadas por su gestión, pero los errores que no nos dejan ver todas las mejoras de su slogan publicitario (casi tan imperceptible como el conocido “chorreo” del régimen anterior), son responsabilidad exclusiva de los presidentes regionales. Pareciera que García y su entorno no conciben la posibilidad de analizar (al menos de vez en cuando) cuáles son sus desaciertos. No. La historia – según lo visto en Puno – para el actual gobierno, se resume a un versus entre un abnegado Presidente, al cual todos debemos venerar, y los Gobiernos Regionales.

“Lo que pasa es que (los peruanos) han agarrado la costumbre, como antes cuando el presidente gobernaba todo, de echarle la culpa de todo al presidente. ¡Qué tal raza! Pensemos bien que el Perú es diferente y vayamos a reclamar donde tenemos que reclamar”. Con estas palabras, Alan García se lava las manos ante una ciudad tan distante de Lima como olvidada por el Gobierno Central. Según su concepto de gobernar, los puneños no tienen de qué quejarse porque manejan un presupuesto con el que jamás antes habían contado.

“Nunca como ahora se ha invertido tanto en el sur del país. ¡Nunca! (Se invierte) en la carretera Interoceánica, en la electrificación. Nunca como ahora se ha entregado tanto canon minero, que antes se quedaba el gobierno de Lima con él”. Conclusión tan ajena a la realidad como la idea de que el dinero te da prosperidad. ¿Acaso son prósperos los narcotraficantes, los delincuentes que manejan miles de dólares o las mujeres que venden su tiempo al mejor postor?

Es cierto que el factor económico puede ser la base para la mejora de la población, pero si éste no es manejado de acuerdo a políticas que regulen su uso de acuerdo a beneficios colectivos a corto, mediano y largo plazo, de nada servirá que se hable tanto de las millonarias cifras con las que cuentan algunas regiones del país. Si no hay un trabajo concertado entre los Presidentes Regionales y el Poder Ejecutivo, el país estará condenado a ver escenas de carácter casi farandulero en la cual un Jefe de Estado habla mal de otros presidentes. O lo que es peor, poses infantiles (con el respeto que merecen los niños) de un García que grita a los cuatro vientos todos sus logros.

“Hemos electrificado con 27 millones entregados por el gobierno central a 190 pueblos. ¡Qué cosa, eso no es obra! Vamos a tener 1 030 pueblos en Puno electrificados. Ya hemos puestos los 192 millones de soles para electrificar esos 1.030 pueblos ¿Eso no es obra?”, pregonó Alan a los concurrentes a su presentación aquella tarde puneña. Pidió a muchos peruanos que ni siquiera conocen las funciones del Estado reclamar sus derechos, pero le parece mal que otros peruanos organicen marchas o medidas de protesta, como las anunciadas para el mes de julio.

¿Acaso quien critica no debe estar preparado para recibir críticas de sus detractores? ¿Habrá algo de cierto en ese famoso “egocentrismo” de nuestro presidente, tan mencionado por sus más ácidos críticos? Lo que sí es cierto es que debería invertir el tiempo que gasta hablando de sus obras, en coordinar los grandes proyectos de cada ciudad con los presidentes regionales. Al final, los laureles se los llevará quien juzgue la historia mañana, y hoy los peruanos le estaremos agradecidos.

El egocentrismo no superado de mucha gente les hace creer que gobernar es reinar. O, mejor: darse el gustazo de ser rey, de tener facultad para hacer lo que se le da la gana, sin tener que rendir cuentas, ni tener que informar a nadie, y, además, gozar de la adulación circundante, que amortigua como una capa espesa de miel, todos los ruidos y quejumbrosidades de los sometidos. (Oscar C. del Rosal).














1 comentario:

Américo dijo...

En definitiva nunca hubo voluntadd real de ser sede en el 2016, pero lo que sí, fue reavivar el anhelo comunitario por 'soñar' con integrarnos a la dichosa y tan mentada modernidad.