martes, 27 de mayo de 2008

Ostracismo

REFLEXIONANDO SOBRE LO REAL










Por Oscar Perlado Rodríguez
Comentarios: shagyetc@hotmail.com









Abstrayendo lo real (la realidad es la experiencia individual de lo real) obtenemos la relación sujeto-objeto. Aisladamente, el sujeto posee pensamientos y sensaciones. Al hablar de objeto nos referimos a “la cosa en sí”, un ser extraño para el sujeto y, por ende, para sí mismo. El paradigma de esta relación tiene como causa la interpretación que el sujeto hace del objeto y como consecuencia, la inmutabilidad del objeto, es decir, su constante ignorancia por parte del sujeto.

Ahora bien, circunstancialmente el sujeto puede convertirse en objeto y viceversa. Depende de quién interprete a quién. El que interpreta siempre será sujeto. Por tanto lo que es interpretado sólo puede ser el objeto. Los roles de intérprete e interpretado se mantienen. La nominación de sujeto u objeto es relativa. Basta con que el objeto piense en el sujeto para que se truequen los papeles.Existe también la posibilidad de que el sujeto hable sobre él. En este caso, se convertirá en objeto de sí mismo, esto es, en sujeto y objeto a la vez.

El sujeto a pesar de estar en contacto ineludible con el objeto y tener la capacidad de discernimiento, ignorará siempre algo de éste. El sujeto dentro de un cúmulo de verdades que pueda reunir acerca del objeto, ostentará siempre un gran margen de error y serios vacíos.

Hay que aclarar que un objeto sólo es inteligible en tanto el hombre posee inteligencia y puede discernir ciertas cosas acerca de aquél. Cuando un objeto deja de ser pensado, no deja de existir, de lo cual se infiere que ser inteligible no es una condición intrínseca suya, no lo hace ser o dejar de ser. Otra aclaración necesaria es que el objeto se caracteriza por permanecer indiferente ante el sujeto. La interpretación como hecho real, se da dentro del sujeto, nunca fuera de éste. La voluntad es lo que lleva al sujeto a pensar en las cosas, es por eso que toda interpretación que se haga del objeto no lo afecta para nada y más bien, lo deja tal como estaba al principio, intocado.

En resumen, siendo la interpretación acerca del objeto que hace el sujeto algo ineludible (tanto a través de los sentidos como del pensamiento), creará siempre más necesidad de interpretación, ya que su único producto es la ignorancia. El sujeto se acerca al objeto por desconocimiento, se aparta de él irremediablemente para pensarlo y volverá a él cada vez que tome conciencia de que su conocimiento sigue siendo incompleto.

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