domingo, 13 de julio de 2008

Sobre el Pensamiento Racional y el No-Pensamiento

(1era Parte)










Por Oscar Perlado Rodríguez
Comentarios: shagyetc@hotmail.com









Es mi opinión que la oposición que se hace entre pensamiento racional y no-pensamiento es absurda. Supongamos que un hombre a través del pensamiento racional se objetive, es decir, que se convierta en objeto de estudio de sí mismo. Si un hombre repasa intencionalmente sus experiencias pasadas y actitudes con el único fin de lograr un conocimiento personal está haciendo uso de este tipo de pensamiento. Si no nos valiéramos de este método sería imposible llegar a una verdad, sería imposible acumular conocimiento. El hombre no podría ser consciente de sus aptitudes y debilidades, no podría enfrentar mejor el futuro luego de asumir errores pretéritos. No es entonces mecanicismo ni falta de humanidad el pensar, fraccionar mentalmente la realidad sin tocarla. Un error sería lo siguiente: Que luego de analizarse u obtener un conocimiento casi completo de sí mismo, este hombre diga para sí: Soy genial. Soy mejor que los demás, he hecho muchas cosas importantes en mi vida, tengo ventajas sobre los otros, por tanto debo ser tratado con deferencia. De hoy en adelante no toleraré que se me trate diferente. Desde ahora no puedo andar con cualquiera. Este hombre sí estaría trastocando la realidad. Después de haberla dividido en su mente, querrá hacer lo mismo con la vida, con todo lo que está en el exterior y no tiene nada que ver ya con la razón. Este hombre empezará a crear aquella farsa y estupidez que es El Ego. Vivirá todo el tiempo una fantasía y querrá que las personas y el mundo se adapten a ella. Nada más existirá. Esto, por supuesto, no se corresponde con el pensamiento racional. Es un pensamiento, sí, y se servirá del primero para auto generarse, sin embargo responde a un móvil irracional, quizá inconsciente, donde la razón está excluida.

Con respecto al no-pensamiento, tenemos como ejemplo la iluminación que propone el Budismo. La aniquilación del Ego, que ya nos hemos dado cuenta lo ilusorio y dañino que puede ser, es uno de los aportes de esta filosofía a la humanidad. Es un gran método el desvirtuar al pensamiento dual para alcanzar un contacto más real, sincero, con el mundo. Libre de dicotomías y contradicciones: el hombre no es más un objeto para los otros ni para sí mismo. El hombre, de este modo, no está separado de la realidad, por vez primera está en ella, es parte suya. Es un ser más cercano a las sensaciones, la intuición, a su naturaleza. Las cosas están libres de definiciones, de interpretación. Las experiencias, libres de pensamiento. La igualdad con todo lo que nos rodea es algo que se puede sentir.

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