jueves, 11 de octubre de 2007

Actualidad

¿HACIA DÓNDE AVANZAMOS?



Por Martín Barrera Tello
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En los últimos días el gobierno se ha esmerado en promocionar lo que considera sus logros más importantes a través de una campaña publicitaria (pagada con el dinero de todos los peruanos) con el eslogan “El Perú avanza”, en los medios de comunicación más “importantes” – léase de mayor audiencia – de nuestro país.

Si recordamos que una de las principales promesas de campaña del candidato ahora presidente fue la austeridad (Del lat. austērus, y este del gr. αὐστηρός. 1. adj. Severo, rigurosamente ajustado a las normas de la moral; 2. adj. Sobrio, morigerado, sencillo, sin ninguna clase de alardes – DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, vigésima segunda edición) parece ser esta ha sido relegada por otras prioridades del gobierno que no corresponden a todas las necesidades de la población.

Sería mezquino no reconocer algunos logros alcanzados hasta la fecha por el actual régimen, pero también es innegable aceptar que las encuestas son la fotografía de la coyuntura en la que son realizadas. Pensar lo contrario en el primer caso sería caer en extremismos de personajes que viven de criticar a todos los gobiernos de turno, y, en el segundo, asumir la conducta de los gobernantes que solo reconocen los sondeos de opinión cuando sus cifras le son favorables.

Si buscamos que en realidad nuestro querido Perú avance todos debemos actuar con responsabilidad: gobernantes y ciudadanía deben asumir su rol sin apasionamientos ni afán de figuración. Salir en la tv, la radio, los medios impresos y tomar por asalto TV Perú cada vez que les sea necesario no hace mejor a un gobernante.

Muy por el contrario, esta saturación contribuye a crearle anticuerpos a una población que convive con constantes alzas en los precios de los productos de primera necesidad, interminables denuncias de corrupción a funcionarios, negligencias médicas, dimes y diretes entre la clase política, psicosociales y una larga lista de etcéteras. Este coctel de circunstancias origina el descontento popular reflejado en la última estadística de CPI sobre la gestión de Alan García.

Que su aprobación haya caído en un 13,4 por ciento no es una casualidad o una obra de la oposición y los enemigos del régimen. Muy por el contrario, es el resultado de una gestión que está cosechando lo que sembró. En las últimas semanas se han suscitado hechos que han puesto a prueba la capacidad del gobierno para manejar temas neurálgicos en la vida del país, como por ejemplo:

- Contagio de VIH por transfusión de sangre en hospitales del Ministerio de Salud.


- Continua subida del precio del pan, el pollo, algunas verduras y según dicen los entendidos, de la leche en los próximos días.


- Ola de accidentes en las carreteras del interior del país.


- Plan de seguridad ciudadana insuficiente para la realidad del país.


- Peleas entre representantes del Gobierno y la población por la apertura de una empresa minera en Majas.


- Denuncias por malos manejos a los encargados de la reconstrucción de la ciudad de Ica.


Pero la lista no acaba allí, ya que existen más problemas sociales que no salen en los medios por una u otra razón y que involucran a muchos connacionales. Y ni que hablar de la defensa de al compañero Luis Alva Castro, la denuncia por supuesta violación al ex presidente Alejandro Toledo o la premiación con la Orden del Sol a Gianmarco: es decir, un talk show del poder, la “magalyzación” de la política.

Con todos estos temas en la agenda nacional sin pronta solución a la vista ¿Hacia dónde avanzamos? El 38,5 por ciento de aprobación en la encuesta realizada del 29 de setiembre al 2 de octubre en Lima y Callao por CPI debe servirles como clarinada de alerta a las personas que tienen en sus manos los destinos del país para enmendar errores y girar el timón en dirección contraria hacia donde estamos sumergiéndonos por enésima vez.

Nuestro desarrollo no está en función de spots de televisión, publicidad radiofónica o medias carillas y cintillos en los periódicos, sino en las decisiones que tome el gobierno para mejorar la calidad de vida de todos. Si en realidad es cierto que “El Perú avanza”, no lo vernos en estos días en forma de publicidad, sino en el futuro a través de la historia.

Posdata. El pasado viernes 5 de octubre fue reelegido Manuel Burga Seoane en la Presidencia de la Federación Peruana de Fútbol con 26 votos de los 37 participantes. Con este resultado, la versión Fujimorista – Chavista – Pinochetista de la dirigencia futbolística peruana estará cuatro años más en el poder, luego de 15 años en los cuales las derrotas, la improvisación y la informalidad formaron parte de la marca registrada de su mandato.

Con las eliminatorias al mundial Sudáfrica 2010 a la vuelta de la esquina, la situación del ente representativo del balompié nacional es incierta. El impopular presidente está casi solo en su afán por mantenerse en la dirigencia y se han agudizado las diferencias con sus detractores en el mismo ambiente deportivo, en el Estado, la prensa y la afición en general.

Las diferencias agudizadas entre ambos bandos pueden traer consecuencias nefastas para nuestro balompié, como la posible desafiliación de nuestra federación por parte de la FIFA, lo cual implicaría un atraso en el progreso (ya de por si lento) de este deporte en el país.

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