domingo, 16 de marzo de 2008

Editorial

EDITORIAL











Fue alarmante en extremo lo sucedido el 1 de marzo entre los países hermanos de Ecuador y Colombia. Lo que mi sentido común en ese momento esperaba fueron las disculpas del caso por parte del mandatario colombiano Álvaro Uribe al pueblo ecuatoriano, por invadir su territorio sin permiso previo. Sucedió lo contrario: Álvaro Uribe acometió a su homólogo Rafael Correa culpándolo de brindar protección a algunos campamentos de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Hasta cierto punto, fue previsible la decisión adoptada posteriormente por el presidente Rafael Correa de retirar su diplomacia de Colombia, así como de enviar a sus Fuerzas Armadas al lugar del conflicto. Lo que extraña es que tales medidas no fueron las adoptadas desde un comienzo, cuando el mismo presidente ecuatoriano denunciara que Colombia había vulnerado la soberanía de su país. No elogiable que para asumir una posición política un presidente tenga que consultar con otro mandatario (en este caso Hugo Chávez) lo que tendría hacer frente a un caso que sólo le compete a su nación. Colombia hizo mal, es verdad, en invadir territorio ecuatoriano, ya que ninguna guerra civil justifica el hecho de sortear los derechos soberanos de otro país. Pero tampoco satisface la incoherencia del presidente Rafael Correa al cambiar de postura abruptamente luego de recibir los consejos de Chávez.

Pero lo más grave de la falta de independencia demostrada por Rafael Correa, vino cuando, después de ser de conocimiento internacional que Chile vendió a Ecuador dos fragatas, éste firma el lunes 10 de marzo una Declaración Conjunta donde hace explícito su apoyo a la causa chilena en el diferendo marítimo que sostiene con el Perú y que se resuelve en La Corte Internacional De La Haya. No contribuye en nada a la imagen del Jefe de Estado de Ecuador que se le estereotipe como un muñeco manipulable o un aliado convenido. No es correcto que después de recibir el apoyo del gobierno chileno, Ecuador decida ponerse de su lado en todo lo que se dispusiese. Ya hemos tenido roces con Ecuador y esperamos que este tipo de gestos no sean una desafortunada señal de que, al igual que Chile, pretenda otra vez arremeter contra nuestro país por meros intereses económicos.

Nosotros en cambio nos alegramos de que ambos países hayan depuesto sus intenciones de llevar sus diferencias a un conflicto armado. Y deseamos que este pronunciamiento sirva como muestra de que el Perú no guarda rencores a sus antiguos contendores y que, por el contrario, siempre demostrará imparcialidad a la hora de promover el respeto a la soberanía de todos los países vecinos.






G. P.

1 comentario:

Unknown dijo...

Está weno el blog... A varios de Uds. los conozco, pero a otros no... Mucho gusto entonces pes...

No pude leer todo por falta de tiempo, porque son varios los meses que tengo de atraso, pero poco a poco pes... ("un viaje de mil kilómetros empieza con un sólo paso")...

Me gustaría poder realizar un comentario más extenso, criticando uno por uno, porque creo que eso es lo más xévere, pero ya lo haré mañana jueves, porque hoy ya no me keda tiempo...

Ya nos vemos gente... Sigan escribiendo xévere pes...