domingo, 30 de marzo de 2008

Punto Puntual

VERGÜENZA DEPORTIVA
















Por Martín Barrera Tello
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marbarrera@gmail.com
















Cuando Ecuador (por entonces último en la clasificación con cero puntos, con la delantera menos efectiva y sin director técnico oficial) derrotó por un contundente 5 – 0 a nuestra selección de fútbol en el estadio Atahualpa de Quito, el pasado 21 de noviembre de 2007, ni el más crítico o pesimista de los aficionados, dirigentes y periodistas deportivos – o los que dicen cumplir esa labor – sospechó que la mala imagen del combinado nacional trascendería el ámbito deportivo.

Casi dos semanas después y aún con la molestia de la goleada, la denuncia presentada por Jaime Bayly (que está muy lejos de ser periodista especializado en fútbol) nos hacía entender la razón de la derrota: varios jugadores festejaron con licor y mujeres el empate ante Brasil. A los pocos días, se supo que los protagonistas de estos irresponsables actos fueron los “internacionales” Claudio Pizarro, Jefferson Farfán, Andrés Mendoza y Santiago Acasiete.

Los videos y testimonios que reforzaban las acusaciones hicieron que el tema se convirtiera en el más importante por aquellos días, por encima de hechos políticos, económicos y sociales: las pruebas existentes, salvando las distancias, nos remontaban al destape que originó la caída del régimen fujimorista. Esta coyuntura, hacía suponer finalmente se generaba el contexto adecuado para refundar el fútbol peruano y limpiar a la Federación Peruana de Fútbol (FPF) de todo elemento negativo para trazar un plan de trabajo dirigido por gente capacitada.

Sin embargo, pasaron los días, las semanas y los meses sin ningún pronunciamiento oficial que sancione la indisciplina. Todos daban su versión y prometían mano dura. Para entonces, ya se sabía que Farfán anduvo ebrio y con cinco mujeres, que Pizarro salió y entró de las habitaciones del hotel las veces que quiso, que Acasiete estuvo con dos mujeres bebiendo y fumando en su cuarto y que Mendoza tuvo relaciones sexuales en la cochera del hotel.

Pero al parecer todas esta pruebas (que definitivamente influyeron en el estrepitoso 0 - 5) no fueron suficientes para dar el paso que cambie el rumbo de nuestro balompié. Cuando la indignada afición esperaba que se suspenda de por vida a los jugadores, el pasado 27 de marzo la Comisión de Justicia de la FPF emitió la sanción más irrisoria: 18 meses de suspensión para integrar seleccionados nacionales y una “multa solidaria” de 80 mil dólares. ¿Acaso mancillar la honra de la blanquirroja tiene precio?

Lo peor de todo, es que esta inhabilitación cuenta desde el 21 de noviembre (fecha del último partido), lo cual permitiría que estos tipos, de ser seleccionados, jugaran las últimas seis fechas de las eliminatorias a Sudáfrica 2010, como si nada hubiera pasado. Es decir, todo seguiría igual, por las mismas razones por la que “Chemo” del Solar aún sigue al frente de la selección y Manuel Burga al mando de la FPF: falta de vergüenza. Creen – y quieren que creamos – que el peor jugador de la Premier League, un eventual titular en Holanda, un jugador que a veces ni siquiera es suplente en España, y un delantero de un desconocido equipo de Rusia, son indispensables en el equipo nacional.

Es cierto que para mejorar nuestro fútbol hace falta verdaderos deportistas (como no lo son ninguno de los mencionados), pero sobre todo, necesitamos gente ejemplar, que sean modelos a seguir para la niñez y la juventud del país. Si se gana o se pierde, trabajando con disciplina, no se tendrá el mismo impacto que los resultados producidos por la improvisación del actual fútbol peruano.

Mientras tanto, seguiremos viendo los mundiales por la televisión y alentando a los vecinos.





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