domingo, 13 de abril de 2008

El Viajero de la No Mente



EPISODIO I: CONVERSACIONES EN EL NO TIEMPO













Por Fabrizio Davelouis Valega
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vmshiva@hotmail.com








La 3:40 a.m. aún no amanece, pero para mí ya amaneció, por que esas palabras siguen en mi mente como una niebla densa que no se va:

“En un tiempo en el pasado algunos, mientras la inmensa mayoría nacía y moría sin saber para que, se dieron cuenta que vivían esclavizados por la inercia de la mente, atrapados en la ilusión empezaron a esforzarse por liberarse de la mente y finalmente entraron en la corriente de la no mente, a todos aquellos se les llamaron los espontáneos, los verdaderos viajeros de la no mente”.

Me levanto de mi cama escucho el ruido de los insectos nocturnos y salgo a caminar siento la brisa de la madrugada sobre mi cara y respiro hondo pensando en no saber si después de un rato lo volveré a hacer, pensando en la impermanencia de la vida, observo a los insectos y – nuevamente pensando – en aquellos que después de nacer solo viven unos días o a lo mucho casi una semana, me pregunto ¿Que pensamientos atravesarán sus mentes?

En la vorágine sin fin de la rueda que nunca deja de girar esquizofrénicamente polarizada en ese batallar de los opuestos, como diría aquel maestro ignorado por muchos, insultado por algunos y alabado por otros, estamos todos atrapados.

Pienso –inevitablemente – ¿Cuándo entraré al camino del cese de la mente?, ¿Cuándo se secará el río y ya no traerá mas pensamientos? Quizás tu también pienses –inevitablemente - que estoy molesto o frustrado pero no, sólo me doy cuenta de una realidad que nos hace a todos iguales, tanto a insectos como humanos, ricos y pobres, explotadores y explotados, entre otros miles y es que todos no podemos imaginarnos - léase pensar - dejar de pensar en algo.

Sin embargo, por efímeros instantes he podido no ver, por que la vista no me sirve para esto, sino mas bien sentir con el corazón más allá de ésta realidad ilusoria (o quizás virtual para mi personalidad ludópata) que mis sentidos – meticulosamente calibrados antes de nacer – perciben de manera dogmática como real, pero ¿Qué es la realidad? ¿Qué garantiza que esto que se llama cemento bajo mis pies, esto que veo como cielo, eso que veo como árboles, esto que huelo como flores sea la inevitable realidad? En verdad nada me lo garantiza, sólo debo confiar en mi intuición que surge de mis corazonadas.

Caminando así como un títere movido por mis pensamientos caminé y caminé no recuerdo cuanto ni recuerdo hacia a donde, sólo sé que salí de mi casa caminé por allí, luego pensé que estaba soñando quizás, es probable – me dijo un pensamiento - por las cosas que después vi, oí, olí, saboreé y toqué.

La heresióloga iluminada caminó hacia mi y me dijo: “Tu sabes que existen altas probabilidades que para sondear todos los pensamientos básicos del continuamente en crecimiento laberinto de la mente es un trabajo que te tomará muchas vidas en culminar”.

Mi yo le respondió: “así es, pero yo ya he pasado muchas vidas trabajando en ello”.
Pero yo preferí no responderle así – debido a que el yo siempre es ego y el ego siempre es egocéntrico y ególatra - y sólo asentí con la cabeza, entonces ella – que muy probablemente leía la mente, debido a su profundización en la no mente - me dijo: “Aunque meditando el asunto puedo percatarme que tu ya has tomado muchas vidas en ese trabajo, en consecuencia estás muy cerca de encontrar la recompensa a tu esfuerzo continuo de muchas vidas”.

Inmediatamente salió de alguna parte esta mente rebelde que tengo, un pensamiento raudo embistiéndome, sin embargo para felicidad mía, fue un pensamiento iluminador – disculpen la paradoja – este pensamiento consistía en un recuerdo de aquel sabio y compasivo buda que me instruyó en no sentir codicia hacia nada, lejos de enseñarme esto de manera sólo teórica – como generalmente ocurre en muchas iglesias de diversas religiones – pude ver que lo que éste buda enseñaba con la palabra, también era enseñado a través de su conducta, a veces no es necesario entender el idioma para poder aprender de alguien sólo basta con saber observar su conducta.

La heresióloga esperó a que mi mente quede en silencio, después de observar cada uno de mis pensamientos, de la misma manera en que los televidentes consumistas hipnotizados ante la abrumadora tanda de comerciales televisivos, y me dijo: “Bien, muy bien que aparte de tener pensamientos no útiles, tengas pensamientos útiles, sin embargo sólo digo muy bien y no “te felicito” por que aún mantienes la noción de falso yo en tu mente y debido a ello si te felicitara, felicitaría a ese falso yo y no podría hacerlo a tu verdadero yo, al menos todavía no”.

Reflexionando en lo que me decía acerca del yo vino a mi mente un pensamiento que me incitaba a la curiosidad acerca del yo de la heresióloga y no pude contener mi curiosidad y pregunte: “Dime y ahora tu que has profundizado en el océano furioso de la mente atravesándolo llegando inclusive hasta la otra orilla, conocida por estos lares como la no mente ¿recuerdas algo de tus vidas pasadas?

A ver, a ver, mmm… te contaré una anécdota de una vida que tuve, estoy segura que te gustará:

“Hubo un tiempo en que, debido a la inercia de la ley causal que como tu sabes a todos los seres sintientes los mantiene esclavizados a ella, yo también era un ser sintiente como tú y como innumerables seres, en aquel entonces había nacido como diosa, en uno de esos muchos planetas de los dioses, era una de las diosas mas poderosas en aquel entonces.

En la tierra, mas precisamente, en la India existían religiones y sectas tántricas que me veneraban, aún en tu tiempo existen grupos esotéricos que adoran a esa antigüa forma mía.

Recuerdo que una vez asistí a la ceremonia de purificación precisamente en el momento en que culminaba el ritual de inicio de la ceremonia, esto fue en una medianoche de luna creciente en un claro de bosque, no era común que asista a los ritos que se realizaban en mi honor pero debido a las plegarias sinceras e insistentes de un pequeño grupo pertenecientes a una secta tántrica, me compadecí y decidí asistir, sabía perfectamente todas las características de la ceremonia, de los rituales y de aquella doctrina, sin embargo lo que aconteció en aquel amanecer me quedo muy grabado en mi mente, fue algo que cambio mi vida….










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