Editorial

EDITORIAL

No se qué celebran los señores Alan García, Jorge del Castillo y Luis Carranza cuando brindan frente a los medios de comunicación según ellos por el Perú. ¿Se ríen acaso de nosotros?, ¿se burlan de nuestra pobreza?¿A quiénes benefician la eliminación de aranceles a los productos extranjeros, la compra histérica de dólares por el BCR (Banco Central de Reserva) y la, ahora, obtención del grado de inversión?¿Quiénes se van a apropiar de nuestros recursos y reservas nacionales para usarlos en beneficio propio?¿Quiénes van a traer sus productos a la economía interna en desmedro de los nuestros sin pagar impuesto alguno?¿Quiénes van a ver fortalecida otra vez su moneda luego de que los dólares de las exportaciones atesten el mercado?¿Nosotros, señor presidente? ¿Usted cree que el Perú va a progresar en la medida en que se quede con menos recursos, sin producción nacional y con una moneda devaluada?¿ Se está burlando usted de nosotros? ¿El que haya más inversión extranjera e importaciones nos asegura un desarrollo económico sostenido del país?
Cuando nuestros recursos hayan sido agotados (como sucedió con el guano en la época de “la prosperidad falaz”), el dólar valga 4 veces nuestra moneda, y la producción interna se haya extinguido, ¿qué nos quedará?, ¿qué seremos?, ¿de qué viviremos?¿En qué cosas, pues, debe estar puesta la preocupación principal de este gobierno? ¿Es caso en los bolsillos de quienes cobran en dólares, pasan sus vacaciones en el extranjero y les da igual si el tomate cuesta 4 soles el kilo o el arroz 2. 80 soles? Dígales, si tiene usted el valor, señor presidente, a los agricultores del país que de hoy en adelante sus productos no tiene competencia con los extranjeros subvencionados, que se acaban de quedar sin empleo y que para colmo, los precios de los alimentos (que él mismo podría producir) seguirán en aumento. Les va a decir luego que no obstante esto somos más ricos que antes y que la pobreza se reducirá en grandes proporciones, que el Perú avanza, etc.? No nos quiera ver la cara, señor presidente, que no tendremos la educación que hubiéramos querido, pero tontos no somos.

G. P.