miércoles, 2 de abril de 2008

Reflexiones

SOBRE LA CONCIENCIA









Por Oscar Perlado Rodríguez
Comentarios: shagyetc@hotmail.com








La conciencia es la parte más indeterminada y esencial del hombre, porque a través de ella podemos percibir y experimentar la realidad tanto como a nosotros mismos. Por medio de la conciencia nos conectamos al mundo y a nuestro propio ser. Percibimos todos los fenómenos: exteriores e interiores.

Es esencial porque es lo único común a todos los hombres, a diferencia del Yo, la personalidad, el ego, etc. Es decir, de lo particular. Al conservarse en estado puro y no ser afectado por lo individual y contingente, se convierte en lo universal y trascendente. Lo único común a todos los hombres es la conciencia. Todo lo demás varía de ser en ser.

Lo indeterminado de la conciencia es que nos une y a la vez no separa del mundo. Nos une porque a través de ella tenemos a lo menos, la representación de lo real y su correspondiente interpretación. Nos separa del mundo porque lo único irrefutable es la conciencia de uno mismo. Uno mismo es lo innegable.

Es la inconsciencia del otro lo que nos aleja del él, no la separación misma. Uno percibe al otro, lo siente, aquél causa en nosotros algún efecto, pero no somos conscientes de sus pensamientos, sensaciones, percepciones, sentimientos, etc. Somos conscientes de algo exterior a nosotros pero nunca de ese algo desde su interior. E ahí el límite de nuestra conciencia.

Tenemos conciencia del mundo exterior o del fenómeno exterior pero no de su esencia. Sin embargo, a pesar de estar más cerca de nuestra propia esencia (podemos percibirnos) la distancia cognitiva que nos separa de nosotros mismos es la misma que nos separa del mundo exterior. Tanto el mundo exterior como nuestro mundo interior nos son desconocidos.

El único argumento en contra de la existencia irrefutable del mundo exterior es la inconsciencia de la esencia de éste. No obstante, extrañamente (como si esta dicotomía hubiera sido implantada a propósito en nuestra existencia) esta imposibilidad o limitación es a un mismo tiempo, la que empuja al hombre a pensar, acumular conocimientos, y a no alejarse de la realidad, que lo deslumbra.

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