martes, 29 de abril de 2008

Catarsis

DE ERECCIONES Y OTROS DEMONIOS










Por Freddy Suàrez
Invitado









Cursaba el tercer año de educación secundaria en una escuela pública. Recuerdo que éramos cerca de 35 alumnos (entre hombres y mujeres) en aquella memorable aula de carpetas añosas. Solía ser un alumno mediocre, lo reconozco. La enseñanza cuadriculada del colegio me aburría en exceso; aunque, en honor a la verdad, jamás me enfrenté a la mar, sólo me encargue de mecerme en las olas de la educación. Es decir me hacía el muertito. No me complicaba la vida. Tranquilo no más, como operado.

Hasta que un día…

-¡A la pizarra! –dijo la profesora por tercera vez, entornando los ojos y golpeando el pupitre con la palma derecha de su pequeña mano.

- Es que, no sé Srta., en serio –dije yo, tratando de mostrarme lo más indefenso posible y con la cara hecha una antorcha.

No sirvió de mucho, pues mi obcecada profesora arremetió sutil y efectivamente. Y como quien ve caer una hoja seca escuché:

- Ok, pero ya no te molestes en dar tu examen bimestral que estás desaprobado.

- No, no…ahora voy…

Mis manos hurgaron frenéticas en mis holgados bolsillos del uniforme escolar, mis dedos y mi vergüenza luchaban contra mi mismo: representado en ese miembro que se negaba tozudamente –y sin mi autorización- a menguar. Mientras tanto el salón entero observaba asombrado mi gesta de rebeldía, que no era tal.

- No seas huevón, me decía mi compañero de carpeta, ¿por qué no sales si tú sabes la respuesta…?

Lo peor de todo es que era cierto, yo sabía la respuesta. Lo que no sabía entonces era como controlar los embates de mi impertinente verga de bergantín. Tenía 14 años y abrazaba devotamente el onanismo como religión. Era un pajero impenitente.

Y es que en el colegio existía un solo curso -o ¿una sola profesora?- que me despertaba del letargo de esas mañanas grises. Y digo grises menos por el clima Limeño que por ese absurdo uniforme escolar, que para colmo de males duraba todo el año.

El curso era Literatura y tenía un plus: La profesora.

Aún logro verla: alta, pelo castaño recogido sobre un costado, piernas imbatibles resaltadas por una corta falda por encima de las rodillas, torneadas pantorrillas, senos firmes que se insinuaban coquetos bajo el escote de su blusa. Era muy guapa.

- Es que no te das cuenta, huevón…la tengo parada. ¿Cómo voy a salir así al frente? Encima el elástico de mi calzoncillo está todo jeteado.
Mi compañero, luego de contenerse la risa, agregó un fraternal consejo masculino:

- Sal no más con pana y elegancia…

Y salí. Pero sin pana ni elegancia. Y si, en cambio, con una vergüenza que no me cabía en el pellejo. Turbado, Silencioso, avergonzado.

La profesora no hizo mayor comentario. Pero me lanzó una mirada maternal que parecía decirme: "lo siento hijo, con razón no querías salir".

Mientras tanto todo el salón hervía en carcajadas y apodos: gran-jero, cometín...etc., Ya no me importó. Cogí la tiza, garabateé lo que tenía que hacer y pasé a sentarme.

No recuerdo haber tenido jamás una erección tan recia y obstinada como en aquella mañana plomiza.

Años después, caminando por la facultad de Letras me encontré de casualidad con aquella profesora. Que se alegraba de verme y demás, y que ella estaba llevando una maestría. Seguía tan atractiva como siempre. Y fue ahí cuando noté la vocación innata de las mujeres para la provocación. Ese dejo de coquetería que emancipa al más dormilón.

Me despedí rápidamente pretextando un examen. Mentí. Pues la verdad es que volví a tener una erección de aquellas. Ya no tenía excusas a la mano porque mi etapa de púber hace tiempo que había pasado.

Camino a la facultad me iba haciendo preguntas existenciales de gran trascendencia para todo hombre: ¿qué clase de degenerado era que no podía controlar mis pulsiones más bajas? ¿Era acaso -aún y todavía- incapaz de controlar los embates del bajo vientre? ¿Lograré algún día caminar sin voltear la mirada para ver los traseros de las chicas? o sencillamente: ¿soy sólo un hombre más? Bueno, hoy mi realidad es está. Mañana, afortunadamente, está el viagra..









No hay comentarios: